¿Qué son las empresas zombie?
Sin embargo, más que vampiros terminan siendo zombies, pues apenas se logran mover. El mercado mexicano está plagado de ellos. En la parte de capitales, de las 141 empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), 51% tienen una bursatilidad (qué tanto se compran y se venden en el mercado) baja o mínima.
Tras la colocación de un instrumento, “lo que se busca es que la empresa vaya creciendo, que el mercado lo reconozca y que se refleje en un mayor valor de mercado y en el patrimonio de los inversionistas”, dice Gónzalez, pero esto no suele pasar en el mercado mexicano.
Las causas, en el caso de las acciones, son variadas. Una de ellas es que, en el país, las empresas suelen colocar el porcentaje mínimo requerido de su capital social, que es de 12%. Y la mayoría de las acciones se quedan en manos de los principales accionistas, grandes fondos de inversión, afores e inversionistas internacionales, el resto están en manos de los demás inversionistas. “Con eso no alcanza para muchos de los inversionistas que tienen portafolios más pequeños, para tener esa agilidad de entrar y salir del mercado. Se ha vuelto un gran problema, el mercado está concentrado en pocas manos”, agrega el directivo de Monex.
Y esto se vuelve un círculo vicioso. Al haber pocas operaciones, menos empresas están interesadas en salir al mercado, incluso algunas buscan deslistarse (como ya ha pasado con el caso de Bachoco, Lala y Sanborns, que ya anunciaron su intención de dejar de cotizar), reduciendo aún más la oferta y haciendo que el mercado sea todavía menos líquido.