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Estas son las peores crisis económicas de México

La inflación y las alzas de las tasas de interés amenazan con provocar una recesión en 2024, haciendo inevitable recordar lo que provocó las peores crisis que ha vivido México y sus consecuencias.
sáb 30 septiembre 2023 09:00 AM
La lucha contra la inflación y las alzas simultáneas de las tasas de interéss hacen inevitable recordar las peores crisis financieras que ha vivido México: la devaluación de la moneda en 1976, la crisis de la deuda externa de 1982 y la crisis bancaria de 1994.
Se espera que el crecimiento del PIB de México al final del año sea de 3%, de acuerdo con un estudio de Bx+.

En momentos turbulentos como el que viven el mercado financiero y la economía mundial es inevitable recordar las peores crisis financieras que ha vivido México: la devaluación de la moneda en 1976, la crisis de la deuda externa de 1982 y la crisis bancaria de 1994.

Actualmente, la lucha contra la inflación y las alzas simultáneas de las tasas de interés amenazan con provocar una crisis financiera en los mercados emergentes, incluido el mexicano, de acuerdo con el estudio “¿Is a Global Recession Imminent?”, realizado por el Banco Mundial.

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De ahí la interrogante sobre si los factores que amenazan a la economía son los mismos que causaron las peores crisis financieras que ha vivido México y si sus consecuencias pudieran ser parecidas.

Crisis de 1976

Si bien uno de los principales factores que detonaron la crisis de 1976, también fue la inflación, hubo otros componentes que no están presentes ahora, como el elevado déficit público y de cuenta corriente, el descontrol de la deuda pública, las elevadas tasas de interés y la devaluación de la moneda.

Lo anterior fue consecuencia de que el gobierno decidió ampliar el gasto público en infraestructura e impulsar la operación de empresas paraestatales sin el respaldo de los ingresos tributarios y manteniendo la paridad cambiaria.

Sin embargo, esas medidas incrementaron el déficit público, el cual fue financiado mediante incrementos sucesivos del encaje legal del Banco de México (Banxico), deuda pública y aumento del dinero en circulación sin respaldo de la Casa de Moneda.

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Dicha situación se volvió insostenible y ocasionó la fuga de capitales. Para el 31 de agosto de 1976, Banxico se retiró del mercado de cambios y el peso quedó en flotación, es decir su valor era ahora determinado por la oferta y la demanda. La medida no sólo ocasionó la devaluación del peso, también la contracción de la economía y una mayor inflación.

Ante ese escenario, el gobierno firmó un convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el que se comprometió a limitar el endeudamiento público, reducir el medio circulante, restringir el gasto público, fijar topes a los aumentos de salario, liberalizar el comercio exterior y limitar el crecimiento del sector paraestatal de la economía.

En un año, el gobierno cumplió con lo pactado, los préstamos del FMI se pagaron por adelantado gracias al descubrimiento de nuevos yacimientos petroleros y préstamos del exterior, con lo cual la política económica sufrió considerables modificaciones, ya que el gobierno dejó de tener el compromiso de ajustarse a políticas restrictivas y orientó sus esfuerzos a la construcción de infraestructura petrolera.

Crisis de la deuda de 1982

Tras alcanzar un fuerte crecimiento económico con la exportación de petróleo el gobierno creyó haber encontrado el fin de sus penurias económicas. En unos cuantos años, la economía mexicana se volvió excesivamente dependiente del petróleo, el cual pasó de representar 10% del total de las exportaciones en 1977 a 75% en 1981.

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A la par, se daba un proceso de liberalización financiera importante con la formación de activos y pasivos en moneda extranjera de la banca privada, el surgimiento de nuevos instrumentos de captación en moneda extranjera y la gravitación de las tasas de interés internas frente a las existentes en los mercados financieros externos.

Sin embargo, en 1982 cayeron los precios y la demanda del petróleo, la situación para el país empeoró dada la política de endeudamiento y el desequilibrio presupuestal. México continuó recurriendo a los préstamos externos con el fin de frenar la fuga de capitales y cubrir el servicio de la deuda externa, pero ahora el vencimiento de los créditos era a corto plazo.

Ese año, la tasa de crecimiento del PIB se aproximó a cero, la más baja desde 1935. Además, el peso sufrió una importante devaluación a raíz del descenso de las reservas internacionales de Banxico a niveles muy bajos y se nacionalizó la banca, ya que se le culpó de la fuga de capitales.

Efecto Tequila de 1994

La siguiente crisis financiera estalló en 1994, también conocida como “Efecto Tequila”, una metáfora sobre los efectos y consecuencias de beber en exceso.

Diversos factores influyeron en esa crisis, uno de los principales fue el crecimiento del mercado financiero de México. Una gran proporción del capital que recibió el país era volátil, fácilmente podía retirarse del ante situaciones adversas, ya que tomaban como referencia las diferencia entre las tasas de interés de los títulos mexicanos y los de Estados Unidos.

Por lo tanto, cuando las tasas de interés estadounidenses comenzaron a subir fue inminente la salida de capitales del mercado financiero mexicano, lo que ocasionó una crisis de endeudamiento e insolvencia.

El régimen de tipo de cambio semifijo, fuertes salidas de capital acompañadas por una política monetaria restrictiva en Estados Unidos y la utilización de reservas internacionales provocó una sobrevaluación del tipo de cambio nominal, sobre el tipo de cambio real, causando una devaluación forzada del peso en 1995, la cual llegó a ser de 95%.

La devaluación del peso elevó las tasas de interés de 13.6% en octubre de 1994 a 70% en marzo de 1995, lo que detonó la crisis bancaria. 18 de las 19 instituciones bancarias que había en el país quedaron en situación de insolvencia, por lo que el gobierno tuvo que intervenir y permitió que los bancos aumentaran sus tasas de interés. Con lo cual, miles de empresas, profesionales y pequeños productores agrícolas que tenían préstamos bancarios o tarjetas de crédito, se vieron afectados al aumentar su deuda.

¿Habrá una crisis en 2023 en México?

La economía mexicana ha crecido en el primer semestre de este año por arriba de lo esperado, impulsada por el consumo, bajos niveles de desempleo y el aumento de la inversión fija bruta, especialmente compra de maquinaria y equipo, lo que ha compensado la desaceleración de las exportaciones.

La actividad económica tendría que contraerse drásticamente en la segunda mitad del año para que se pudieran cumplir las previsiones que se tenían a inicios de año que apuntaban a una posible recesión, de acuerdo con el estudio “2023: Economía mexicana avanza contra vientos y mareas”, dirigido por Alejandro Saldaña Brito, economista en jefe Bx+.

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