Funcionan como intermediarias que conectan a inversionistas con las bolsas, que en México pueden ser la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) o la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), y sus ingresos provienen del cobro por sus servicios, el margen financiero y las posiciones propietarias, principalmente.
Reciben ingresos por cada operación, ya sea para comprar acciones, bonos gubernamentales, fondos cotizados (ETF) o valores internacionales. Cada firma define la comisión que cobra por apertura de cuenta y por operación. En el sistema, este rubro representa el 90.5% del total del resultado por servicios, mientras que la asesoría financiera es apenas del 9.5%.
En el margen financiero, las casas invierten sus propios recursos en ciertos valores, como bonos gubernamentales o deuda de empresas, y luego los ofrecen a los clientes en operaciones de reporto.
“Nosotros tenemos un diferencial a favor entre los precios a los que compramos y los rendimientos que ofrecemos. En los bancos es muy similar: los clientes depositan dinero y la institución lo presta en forma de crédito, al cliente se le paga un rendimiento y nosotros cobramos otro a la hora de prestar”, explica Arturo Monroy, director general adjunto de Banca de Inversión de Grupo Financiero Banorte.
En los últimos cinco años, el resultado del margen financiero ha aumentado casi un 80%, de acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Otra fuente de ingresos proviene de las posiciones propietarias, cuando la casa de bolsa compra y vende valores para obtener rendimientos. “El chiste es que nuestro trader de capitales haga utilidades a la hora de comprar y vender”, dice Monroy. En cinco años, el resultado por la compraventa de valores (considerando utilidades y pérdidas) de todas las casas de bolsa aumentó 26%.
Y también ganan dinero con las empresas. Cuando alguna decide recaudar fondos en el mercado bursátil, actúan como intermediarios colocadores y cobran una comisión.
Para una casa de bolsa, la forma de hacer más eficiente su operación y lograr ser más rentables “es creciendo el mercado”, es decir, atraer más clientes y a más inversionistas, comenta Pedro de Garay, co-CEO de GBM Casa de Bolsa. Se trata de un círculo virtuoso: un mercado más grande, más maduro, con más inversionistas y más empresas para listar es más rentable para las casas de bolsa.
Ampliar el mercado no es tarea fácil. Si bien el número de inversionistas ha aumentado, solo el 17% de la población económicamente activa tiene una cuenta de inversión, según datos del INEGI y de la CNBV.
GBM ha sido pionera en la llamada democratización de las inversiones con la implementación de plataformas de inversión digital. “Fue un trabajo en conjunto con los reguladores de poder encontrar el mecanismo que permitiera total seguridad de empezar a abrir cuentas totalmente digitales. Antes no se podía hacer, no era ni barato ni rápido, y por eso a los inversionistas más chicos no los podíamos atender”, cuenta De Garay.
“Hoy puedes abrir una cuenta en tres minutos con toda la seguridad y compliance necesaria”. Como resultado, GBM concentra el 94% del número de cuentas de inversión en México, de acuerdo con la CNBV.
El acceso gracias a la tecnología no lo es todo. Para asegurar el éxito, se requieren también productos financieros óptimos y calidad en el servicio al cliente. Es en este punto donde Banorte señala tener su principal diferenciador y que le ha permitido ser la casa de bolsa más grande del país por monto de activos. “Al ser parte de un grupo financiero, conectas con muchos más servicios: puedes operar en la casa de bolsa la compraventa de valores, pero también puedes hacer retiros de tu cuenta de cheques del banco o depósitos del contrato de intermediación de la casa de bolsa. O si quisieras llevar tu dinero a Estados Unidos, tenemos también los mecanismos”, dice Monroy.