¿Qué se perdió y qué se salvó en Notre Dame?
La catedral de Notre Dame de París, devastada por un violento incendio durante más de doce horas, está en pie pero herida.
Los costos de los daños de está catedral son incalcubles, pues es un Patrimonio Mundial de la Humanidad, reconocimiento que recibió en 1991, y es una de las principales joyas de la arquitectura gótica.
"Su variedad (de talas ornamentales) provoca niveles de interés casi insondables, al tiempo que ofrece una visión invaluable de la forma en que la gente pensaba, sentía y trabajaba durante un período crucial en la historia europea. Esta alegría y riqueza de expresión han sido reconocidas como una de las grandes características de la arquitectura gótica", destaca el especialista en historia de la arquitectura Jeremy Melvin en un artículo para CNN.
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Además de los daños en su estructura, a continuación se presenta un balance de los tesoros que están a salvo o se perdieron, mientras se sigue realizando un exhaustivo inventario.
Perdidos
La aguja de la catedral, símbolo emblemático del monumento a 93 metros de altura, agregado por el arquitecto Eugène Viollet-Leduc en 1859-1860 se derrumbó el lunes poco antes de las 20:00.
En su extremo, el gallo de cobre que la decoraba se derritió. En su interior tenía según la Iglesia, las reliquias de Santa Genoveva y San Denis, así como un fragmento de la corona de espinas de Cristo, que supuestamente protegía a los parisinos.
Dañados
Gran parte de la armadura del tejado quedó destruida y el techo interior dañado.
Una parte de la bóveda se desplomó, según Gabriel Plus, portavoz de los bomberos de París. Pero el ministro de Cultura, Franck Riester, estimó el martes en la tarde que la bóveda debería "a priori mantenerse".
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El gran órgano del siglo XV -cinco teclados, 109 teclas y casi 8,000 tubos- está a salvo, aún cuando su estructura sufrió al quedar cubierta de escombros, polvo y agua. El órgano pequeño, que se encontraba bajo la aguja resultó fuertemente dañado por el fuego, según uno de los tres organistas titulares de la catedral, Philippe Lefèvre, que toca desde hace 35 años en Notre Dame.
El puesto de organista titular u organista principal tiene un gran prestigio en Francia y en todo el mundo
Rescatados
Los dos torres se mantuvieron en pie, los cuales albergan las cuatro campanas de la catedral, que evitaron la caída irremediable de toneladas de bronce, incluida la famosa campana mayor, que por sí sola pesa 13 toneladas.
Los tres rosetones de Notre Dame de París, vitrales que representan las flores del paraíso, se construyeron en el siglo XIII y se renovaron en numerosas ocasiones. Los rosetones norte y sur, los más grandes, tienen 13 metros de diámetro.
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Las reliquias de las cuales la más preciada es la Santa Corona de espinas puesta, según la creencia católica, sobre la cabeza de Jesús poco antes de su crucifixión. Ésta se compone de un "círculo de juncos unidos en manojos y agarrados por hilos de oro, de un diámetro de 21 centímetros, sobre el cual se encuentran las espinas", según explica el sitio de la catedral.
Otras dos reliquias, un pedazo de la Cruz y un clavo de la Pasión, fueron rescatadas al igual que la Túnica de San Luis.
Todas las obras de arte conservadas en la parte del "tesoro" de la catedral, incluida una obra maestra de Jean Jouvenet (1716) del siglo XVIII y vestigio del coro barroco de la catedral.
La campana principal de la catedral, Emanuelle, ha marcado momentos significativos en la historia de Francia, como el final de la Segunda Guerra Mundial, así como días festivos y ocasiones especiales.
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La Piedad monumental del escultor Nicolas Coustou ubicada detrás del altar: esta Virgen llorona, que recibe sobre sus rodillas el cuerpo de Cristo, encargada por Luis XIV según el deseo de su padre, Luis XIII, y realizada entre 1712 y 1728.
Las dieciséis estatuas de los doce apóstoles y cuatro evangelistas monumentales, que adornaban el techo: acababan de llegar a Périgueux (suroeste) para ser restauradas. Fueron instaladas durante la reconstrucción de la aguja, por Viollet-le-Duc.
En el exterior de la catedral, una colección de amenazantes gárgolas y quimeras hacen guardia.