El apartheid acabó hace 25 años, pero la desigualdad aún reina en Sudáfrica

El régimen racista terminó en 1994, pero la brecha entre ricos y pobres todavía es más grande en este país que en cualquier otro, de acuerdo con el Banco Mundial.
A las urnas. Este miércoles se celebran elecciones en Sudáfrica, y aunque todo apunta a una victoria del gobernante Congreso Nacional Africano, es probable que se encuentre con un electorado cada vez más desilusionado

(CNN)- Han pasado más de dos décadas desde que Sudáfrica transformó un régimen racista, diseñado para mantener a la población negra del país bajo el yugo de una élite blanca minoritaria.

Aunque la democracia les ha dado libertad a todos los sudafricanos, las cosas no han cambiado lo suficiente para quienes viven en los vastos distritos segregados del país.

De hecho, pese a 25 años de democracia,

. En todo caso, este país está más dividido ahora que en 1994.

En muchos sentidos, el legado del apartheid perdura. Los sudafricanos que antes estaban en desventaja ahora tienen menos bienes, menos capacitación, ganan salarios menores y sigue siendo muy probable que estén desempleados, según el

Al otro lado del espectro está la élite, una minoría mayormente blanca que sigue prosperando.

Aunque se espera que

es probable que se encuentre con un electorado cada vez más desilusionado.

La brecha entre ricos y pobres es más grande en Sudáfrica que en cualquier otro país del que haya datos comparables, según el Banco Mundial.

Mthandazo Ndlovu, gerente de Democracia y Gobierno de Oxfam Sudáfrica, dijo que la desigualdad se ha exacerbado a consecuencia de "las fallas sistémicas a nivel gubernamental".

Agregó que no solo la desigualdad salarial es preocupante, sino también el acceso desigual a las oportunidades y a los servicios públicos esenciales.

"Uno podría asumir que tras 25 años de democracia tendríamos mejor acceso a la tierra, mejor acceso a los servicios de salud, los niños no caerían en letrinas abiertas por la falta de acceso a instalaciones de higiene", dijo.

Con esto no se pretende decir que el gobierno no ha tomado medidas significativas para nivelar el campo de juego, agregó. El acceso a servicios básicos como electricidad, agua, educación y servicios de salud ha mejorado considerablemente desde que el ANC llegó al poder, según el informe del Banco Mundial.

Sin embargo, una fracción de la población sigue disfrutando de la mayor parte del botín, mientras que el resto lucha por salir adelante mes con mes. Los hogares más ricos de Sudáfrica son casi diez veces más ricos que los hogares pobres, según el Banco Mundial.

"Si analizas la cantidad de personas que se van a dormir con el estómago vacío, son cifras muy impactantes", agregó Ndlovu.

Los niveles de pobreza son mayores en la población negra, seguida por la población "de color" de Sudáfrica, término aceptado para las personas mestizas en el país.

En Sudáfrica, la población blanca compone la mayoría de la élite —el 5% superior—, explicó Murray Leibbrandt, profesor de Economía de la Universidad de Ciudad del Cabo.

Parte del trabajo de Leibbrandt consiste en registrar el progreso social de 30,000 sudafricanos entre 2008 y 2017.

"La mejor expresión de que un país va realmente por buen camino no es que en la sociedad no haya desigualdad", dijo. "Es que en la sociedad la desigualdad esté reduciéndose y la clase media esté creciendo".

Según los estimados de Leibbrandt, la clase media sudafricana es pequeña y avanza lento, además de que comprende a aproximadamente uno de cada cinco sudafricanos. Pese a que la clase media casi no ha crecido desde 2008, el porcentaje de personas negras en la clase media ha aumentado del 47% al 64%, señala.

"La imagen que obtenemos en nuestras estadísticas es que no hemos tenido éxito al imbuir una transformación en el país. Eso fractura al país".

Al parecer, los niveles de desigualdad en Sudáfrica se heredan de generación en generación.

"Es un fenómeno muy arraigado que no cambia muy rápido porque es consecuencia de la forma en la que se cohesiona la sociedad", dijo Leibbrandt.

Insinuó que el camino para avanzar comienza cuando los sudafricanos reconocen la situación, tal como es ahora.

"El punto es que esta desigualdad y la forma de ganarse el sustento es lo cotidiano para la gente. Entonces, si vamos a tratar de florecer juntos […] necesitamos tratar de entenderlo".