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Johnson vs. Hunt: uno de los dos será el próximo primer ministro británico

Ya solo quedan dos candidatos en la lucha para remplazar a Theresa May como líder del Partido Conservador y jefe de gobierno del Reino Unido.
vie 21 junio 2019 11:55 AM
Cancilleres
Boris Johnson y Jeremy Hunt fueron los ministros de relaciones exteriores de Theresa May.

LONDRES (CNN)- Ahora, el futuro de Reino Unido está en manos del 0.2% de su población.

Los dos candidatos finales que esperan reemplazar a Theresa May como primera ministra pasarán los próximos días tratando de ganarse a más de 160,000 miembros de las bases del Partido Conservador, la entidad gobernante. El ganador tomará inmediatamente el control del partido y, si todo marcha bien, formará su propio gobierno para un país de 66 millones de ciudadanos.

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Los dos hombres que quedan son los favoritos, Boris Johnson y Jeremy Hunt, quien asumió el cargo de canciller cuando Johnson renunció en protesta al plan de May para el brexit.

Johnson es el claro favorito y ha tratado de dar la imagen de ser el único hombre que puede sacar a Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre —haya acuerdo con Bruselas o no— y el único candidato con el carisma suficiente para unificar al amargamente dividido Partido Conservador.

Hunt, su rival, tiene una propuesta un poco más suave, pero afirma que preferiría un brexit sin acuerdo a que no haya brexit.

Sea quien sea quien gane, será la más amarga de las victorias. Desde que la Unión Europea concedió una prórroga al brexit, en abril, nada de importancia ha cambiado y Reino Unido sigue atascado en un embrollo político agónico.

Ambos aspirantes a primer ministro pueden afirmar que tienen un plan para llegar a un acuerdo diferente con la Unión Europea. Sin embargo, ninguno tiene pruebas de ello, fuera de que creen que su energía y su optimismo bastarán para convencer a los otros 27 Estados miembros de reconsiderar un tratado internacional que tomó casi dos años negociar.

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Europa afirma que el Acuerdo de Retirada —las condiciones en las que Reino Unido se retirará inmediatamente de la Unión Europea antes de negociar una relación futura, a las que suele conocerse como el tratado de May para el brexit— sigue siendo el único acuerdo a negociar. Los líderes europeos no solo se oponen a reabrir las negociaciones del Acuerdo de Retirada, sino que se están preparando para que nunca ocurra en realidad y la escisión de Reino Unido sin acuerdo sea inevitable.

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El nuevo primer ministro no solo tendrá que lidiar con esto, sino también con el hecho de que no tendrá la mayoría en el Parlamento británico. Por lo tanto, cualquier acuerdo para el brexit exigirá compromisos con miembros de otros partidos políticos. Luego de que su acuerdo fracasara, May trató de colaborar con el opositor Partido Laborista para llegar a una postura más suave para el brexit, pero esas negociaciones se vinieron abajo antes de comenzar.

Tanto Johnson como Hunt creen que solo hay un camino a seguir: llegar a un acuerdo con el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, que, en teoría, apuntala al gobierno minoritario conservador. Pero solo en teoría. El PUD ha votado en contra del acuerdo de May tres veces porque cree que la integridad de Reino Unido está en riesgo y que el tratado sienta las bases para una Irlanda unificada, su peor temor.

"Estamos hartos", así se expresan algunos británicos ante el interminable Brexit

El acuerdo de May contiene una polémica cláusula, conocida como la salvaguardia de la frontera, que esencialmente mantiene a Reino Unido en una unión aduanera con la Unión Europea para evitar instalar una frontera física entre Irlanda del Norte, que sigue siendo parte de Reino Unido, y la República de Irlanda, miembro de la Unión Europea.

El PUD no aprobará un acuerdo con el que Irlanda del Norte se acerque a la unificación con el sur, así que nunca lo respaldarán si no se renegocia el Acuerdo de Retirada y se cambia o se elimina la salvaguardia. Tanto los legisladores conservadores como los miembros de las bases aducen felizmente la obstinación del PUD para no respaldar el acuerdo de May.

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Sin el apoyo del PUD y sin el consenso de los conservadores, no hay acuerdo.

Para los irlandeses, la historia de violencia en la isla es la razón principal para evitar cualquier clase de frontera aduanera. Es una situación totalmente inaceptable para Irlanda y, por lo tanto, para la Unión Europea.

Lee: Boris Johnson planea retener el pago para salir de la Unión Europea

Probablemente ya hayas detectado el problema: la Unión Europea no cederá en un tema fundamental para que el PUD apruebe un acuerdo para el brexit. Entonces, la afirmación de que Johnson o Hunt pueden conseguir las garantías que faltan es optimista en el mejor de los casos y un sueño guajiro en el peor.

Esta es la realidad con la que el nuevo primer ministro tendrá que lidiar desde el primer día: un gobierno minoritario amargamente dividido por el brexit; el PUD aferrado a su postura; una membresía que busca cualquier razón para descartar el acuerdo de May, y un Parlamento que no se pone de acuerdo en nada.

Si a eso agregamos que el opositor Partido Laborista se acerca cada vez más a ser el partido que siente las bases del desmantelamiento del brexit —en un país en el que se aprobó la separación de la Unión Europea por un margen de apenas el 4% de los votos—, el potencial para el caos político queda aún más claro.

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Sin el apoyo del PUD y sin el consenso de los conservadores, no hay acuerdo.

Para los irlandeses, la historia de violencia en la isla es la razón principal para evitar cualquier clase de frontera aduanera. Es una situación totalmente inaceptable para Irlanda y, por lo tanto, para la Unión Europea

Probablemente ya hayas detectado el problema: la Unión Europea no cederá en un tema fundamental para que el PUD apruebe un acuerdo para el brexit. Entonces, la afirmación de que Johnson o Hunt pueden conseguir las garantías que faltan es optimista en el mejor de los casos y un sueño guajiro en el peor.

Esta es la realidad con la que el nuevo primer ministro tendrá que lidiar desde el primer día: un gobierno minoritario amargamente dividido por el brexit; el PUD aferrado a su postura; una membresía que busca cualquier razón para descartar el acuerdo de May, y un Parlamento que no se pone de acuerdo en nada.

Si a eso agregamos que el opositor Partido Laborista se acerca cada vez más a ser el partido que siente las bases del desmantelamiento del brexit —en un país en el que se aprobó la separación de la Unión Europea por un margen de apenas el 4% de los votos—, el potencial para el caos político queda aún más claro.

Mientras los 160,000 conservadores eligen al próximo primer ministro en nombre del resto del país, deberían pensar cuidadosamente en el paisaje al que se verá catapultado el próximo líder ungido.

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Si el próximo líder de Reino Unido no puede lograr que la Unión Europea acepte los cambios, tendrá que disfrazar al acuerdo de May con concesiones adicionales para tratar de convencer al Parlamento de aprobarlo o promover el brexit sin acuerdo. En dado caso, la madre de todos los Parlamentos podría decidir ejercer su poder, disolver el gobierno y forzar la celebración de elecciones generales.

Sí, así de grave es.

El brexit no ha acabado y los problemas estructurales que ha causado no se han resuelto.

Lo más probable es que cuando Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, dijo que Reino Unido no debe perder el tiempo que se le concedió con la prórroga más reciente, este psicodrama cupular no era lo que tenía en mente.

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