Los dos hombres que quedan son los favoritos, Boris Johnson y Jeremy Hunt, quien asumió el cargo de canciller cuando Johnson renunció en protesta al plan de May para el brexit.
Johnson es el claro favorito y ha tratado de dar la imagen de ser el único hombre que puede sacar a Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre —haya acuerdo con Bruselas o no— y el único candidato con el carisma suficiente para unificar al amargamente dividido Partido Conservador.
Hunt, su rival, tiene una propuesta un poco más suave, pero afirma que preferiría un brexit sin acuerdo a que no haya brexit.
Sea quien sea quien gane, será la más amarga de las victorias. Desde que la Unión Europea concedió una prórroga al brexit, en abril, nada de importancia ha cambiado y Reino Unido sigue atascado en un embrollo político agónico.
Ambos aspirantes a primer ministro pueden afirmar que tienen un plan para llegar a un acuerdo diferente con la Unión Europea. Sin embargo, ninguno tiene pruebas de ello, fuera de que creen que su energía y su optimismo bastarán para convencer a los otros 27 Estados miembros de reconsiderar un tratado internacional que tomó casi dos años negociar.
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Europa afirma que el Acuerdo de Retirada —las condiciones en las que Reino Unido se retirará inmediatamente de la Unión Europea antes de negociar una relación futura, a las que suele conocerse como el tratado de May para el brexit— sigue siendo el único acuerdo a negociar. Los líderes europeos no solo se oponen a reabrir las negociaciones del Acuerdo de Retirada, sino que se están preparando para que nunca ocurra en realidad y la escisión de Reino Unido sin acuerdo sea inevitable.