Sin embargo, la imprecisión de Irán tiene precio. Permite grandes especulaciones de los detractores del país. Minutos después del anuncio iraní, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, declaró que el enriquecimiento tenía como objetivo el desarrollo de "bombas nucleares". No hay pruebas que respalden semejante afirmación e Irán siempre ha insistido en que su programa nuclear es pacífico. Sin embargo, la falta de declaración pública respecto al grado al que los iraníes purificarán implica que ese vacío puede llenarse con sospechas.
Además, lo más probable es que Washington haga otras valoraciones negativas.
¿Por dónde seguimos?
Irán le subió el volumen a la música ambiental brevemente y luego presionó el botón de pausa. Afirma que su siguiente paso se dará en 60 días. Eso significa que la intensificación es asombrosamente lenta y deja en claro que el gobierno iraní realmente está esperando a que acabe la presidencia de Trump para reparar el acuerdo con su sucesor.
El representante de Europa y presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo el domingo, tras una larga conferencia telefónica el sábado con su homólogo iraní, Hasán Rohaní, que Irán debe respetar la letra del tratado. Esto no va a pasar; Estados Unidos se negará a levantar sanciones y los europeos serán incapaces de brindar alivio.
Sin embargo, esto deja a todas las partes en el mismo callejón sin salida, como si estuvieran atrapadas en un elevador en el que lo único que pueden hacer es gritar para hacerse oír sobre música de heavy metal mientras la temperatura aumenta poco a poco.
Está claro que ni Estados Unidos ni Irán quieren la guerra, pero ambos sienten la influencia de radicales que podrían llevarlos a la guerra a tumbos. La violación del domingo es un síntoma más. Pese a que la región necesita calma, lo único que hay son bravatas.