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Israel y Líbano están al borde de la guerra, pero ambos desean evitarlo

El aumento de las tensiones entre el grupo militante Hezbolá y el gobierno israelí hizo pensar en el inicio de un nuevo conflicto en la región, pero ninguno de los actores busca una escalada.
vie 06 septiembre 2019 05:04 AM
Temor efímero en ISrael
Cuando Hezbolá disparó al otro lado de la frontera, el domingo, la administración del parque le indicó a la gente que evacuara. Pero el pánico cedió pronto.

MAROUN AL-RAS, Líbano (CNN)- En la orilla de un parque con vista a la frontera sur de Líbano, una familia posa para una foto mientras las columnas de humo se alzan a sus espaldas.

Un hombre habla con sus familiares por videollamada y señala hacia lo que quedó después de los ataques transfronterizos entre Israel y Hezbolá, a las afueras de Maroun al Ras. "Cuando oyes que viene la guerra, ¡vienes a Maroun al Ras! No huyes al norte", grita al teléfono sonriendo, mientras hace un paneo de los campos en llamas que tiene detrás.

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Cuando Hezbolá, el grupo militante libanés que cuenta con el respaldo de Irán, disparó cargas antitanque contra un vehículo militar israelí, el domingo, 1º de septiembre, muchos de los habitantes de los pueblos fronterizos de Líbano empacaron y se fueron al norte. Los autos hacían fila en las gasolineras mientras en la radio sonaban las canciones de la guerra civil libanesa que llamaban a tomar las armas.

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En el aire se sentía una mezcla de miedo y desafío. "Cuando empezaron los ataques, pensamos que iba a ser como en [la guerra entre Líbano e Israel de] 2006", cuenta Farout, un testigo ocular de 24 años, quien se negó dar su nombre completo por razones de seguridad.

Farout estaba sentado en el parque, a unos 400 metros de la línea que separa a Israel de Líbano. El patio de juegos hace las veces de campo de entrenamiento y entre los árboles se asoma una maqueta del Domo de la Roca de Jerusalén. La gente llama "parque Irán" al lugar porque fue un regalo de los benefactores de Hezbolá.

La frontera entre ambos archirrivales regionales se extiende allá abajo y una alambrada parte el valle en dos. La mayoría de los días, la vista es pintoresca y oculta el hecho de que es una de las fallas con mayor carga política en Medio Oriente.

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El domingo, mientras el humo y el fuego cubrían el valle, parecía que sería el escenario del primer acto de una nueva guerra. Pero no. El breve intercambio del domingo terminó tan pronto como comenzó. Parece que ni Israel ni Hezbolá tienen ganas de una guerra.

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Cuando Hezbolá disparó al otro lado de la frontera, el domingo, la administración del parque le indicó a la gente que evacuara. Pero el pánico cedió pronto.

"Cuando vimos que Israel solo estaba atacando zonas cercanas a la frontera, supimos que la situación no iba a agravarse", dijo Farout, originario de Maroun al Ras y aficionado al futbol.

Fue un enfrentamiento que los habitantes a ambos lados de la frontera veían venir. Exactamente una semana antes, Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbolá, juró que habría represalias al ataque israelí en Siria en el que murieron dos combatientes del grupo y luego de que dos drones —que en general se cree que eran israelíes— se estrellaran en el sur de Beirut, un bastión de la organización. El Ejército israelí se ha negado a hacer comentarios sobre los reportes del incidente de los drones.

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Muchos temían que las represalias que Hezbolá prometió provocaran una reacción israelí a gran escala. En julio de 2006, el grupo secuestró a dos soldados israelíes en territorio disputado por ambos países. Esto desencadenó una ofensiva israelí total en la que murieron 1,191 civiles libaneses y más de 200 combatientes. Del lado israelí, murieron 119 soldados y 44 civiles. Los combates duraron 33 días.

Sin embargo, en su primer enfrentamiento con Hezbolá desde 2015, Israel disparó varios proyectiles hacia campo abierto a lo largo de la frontera. El enfrentamiento duró menos de dos horas. Israel señaló que actuaron los videos en los que se veía la evacuación de soldados del sitio del ataque para engañar a Hezbolá.

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"Es definitivamente positivo que el incidente del domingo se haya contenido y parece bastante claro que ambas partes tratarán de reclamar algo parecido a la victoria", dijo Karim Makdisi, director fundador del Programa de Políticas Públicas y Asuntos Internacionales de la Universidad Americana de Beirut y profesor de Política Internacional de dicha institución. Makdisi dice que ninguna de las partes quiere la guerra.

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"El que el incidente haya sido tan mesurado y limitado y que no hubiera bajas de importancia indica que Hezbolá puede afirmar que respondieron y que le dieron un manotazo a los israelíes", dijo Makdisi. "También permite que los israelíes digan: 'Bueno, ellos no lo hicieron muy bien y miren, fingimos [las heridas de los soldados], miren qué listos somos para lidiar con Hezbolá'", agregó.

Expectación ante la guerra

Para algunas personas, los disparos transfronterizos del domingo fueron anticlimáticos. Dos adolescentes se veían poco impresionados mientras miraban el humo que se alzaba en Avivim, el lugar del ataque en Israel. Se alejaron diciendo en voz baja que Hezbolá debió haber sido más agresivo.

Otros lo consideraron una pequeña victoria. "La gente tiene que entender que Líbano ya no es un blanco fácil", dijo el Dr. Yihad, quien pidió que no se revelara su nombre completo. "Quienquiera que nos ataque recibirá nuestra respuesta. Así es como se construyen las naciones".

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"Creo que la situación ha terminado. A menos que Israel intensifique y, en ese caso, ya veremos", agregó.

La reacción de Hezbolá también fue comparativamente mesurada, lo que, de acuerdo con los expertos, revela la situación cambiante del grupo en el país.

En 2006, la posición de Hezbolá en el entorno político deLíbano era muy frágil luego del asesinato del entonces primer ministro, Rafik Hariri. Cuando estalló la guerra entre Hezbolá e Israel, a principios de julio de 2006, tenía pocos amigos que perder.

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tiene lazos cercanos con el presidente, Michel Aoun. Está sumamente involucrado en la política interna y la guerra pondría en riesgo los puentes que ha tendido.

"Hezbolá tiene gran interés en mantener el estatus del Estado libanés, no en verlo derrumbarse", explicó Makdisi.

"Están adentro. No pueden afirmar que están afuera. Su aliado es el presidente. Ellos ayudaron a ponerlo ahí. Ayudaron a formar su gobierno. No les interesa que se debilite en ninguna forma".

Es probable que afuera de Líbano, las actividades de Hezbolá estén menos circunscritas mientras trabajan para consolidar al presidente Bachar al Asad en Siria y apoyan a los grupos de la región que cuentan con el respaldo de Irán. Pero en casa, sus actos podrían destruir su posición.

De acuerdo con Makdisi, Hezbolá también está sintiendo el peso de las sanciones que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le impuso a Irán. Hace unos meses, Nasrallah declaró que Hezbolá estaba en aprietos económicos y urgió a sus simpatizantes a ayudar a recaudar fondos para el grupo.

Desde hace décadas, el gobierno iraní ha respaldado y financiado a este grupo predominantemente chiita. Pero como Irán se ha apretado el cinturón bajo el peso de las multas desde que Estados Unidos se retiró del histórico pacto nuclear, Hezbolá no puede depender tanto del respaldo económico del gobierno iraní. Por otro lado, la economía de Líbano también pasa por un estancamiento y por el aumento de la deuda, lo que deja a Hezbolá pocos recursos a su disposición.

"Sin importar cómo le vaya a Hezbolá en el terreno militar, va a haber daños enormes a la infraestructura y no habrá dinero suficiente para reconstruir lo que quede al final", dijo Makdisi. "Creo que es una situación grave: las sanciones están funcionando hasta cierto punto. Ellos están bien conscientes de eso".

Mientras tanto, en el sur de Líbano prevalece una calma prudente. El silencio fue notorio luego de una semana de oír el zumbido de los drones israelíes. Los habitantes dijeron que el enfrentamiento "ha terminado".

"En realidad no tenemos otro lugar a dónde ir", dijo Kamela Abdel Aal, una pastora que regresó a sus tierras cerca de la frontera cuando Israel puso fin a los 22 años de ocupación en el sur de Líbano, en 2000. "Cuando hay combates, huimos. Cuando terminan, regresamos".

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