Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos siguen juntos en oposición al expansionismo de Irán: ambos respaldan las sanciones generalizadas de Estados Unidos y sus fuerzas armadas se coordinan muy íntimamente.
Sin embargo, es probable que los EAU quieran adoptar otras tácticas.
Ayham Kamal dijo que el objetivo es impedir que las cosas empeoren en el golfo. A principios de agosto, una delegación emiratí viajó a Teherán para hablar de seguridad marítima. Ambas partes firmaron lo que los iraníes llamaron un "memorándum de entendimiento" para mejorar la cooperación en el mar.
Luego del sabotaje a cuatro buques cisterna en Fuyaira, en mayo, los EAU se cuidaron de culpar a Irán directamente. El príncipe heredero Mohamed fue más franco y dijo, en una entrevista : "Ahora vemos que el régimen iraní y sus intermediarios llevaron a cabo operaciones de sabotaje contra cuatro buques cisterna cerca del puerto de Fuyaira".
Algunos observadores también detectaron inquietudes crecientes entre los emiratíes respecto a la administración Trump.
La euforia de mayo de 2017, cuando el presidente de Estados Unidos visitó Riad en su primera gira por el exterior y respaldó abiertamente la presión de los saudíes y emiratíes sobre Qatar, se ha estado desgastando desde entonces.
Hussein Ibish, del Arab Gulf States Institute, escribió en el boletín Diwan del Fondo Carnegie que "aunque las autoridades emiratíes han recibido de buen grado la campaña de 'máxima presión' del gobierno estadounidense sobre Irán, han estado advirtiendo discretamente, desde hace casi un año, que tiene que haber una vía política para traducir la presión en una mejor conducta de Irán".