Un fallo judicial sobre el 'brexit' puede obligar a la reina a tomar partido

Isabel II hace todo por evitar los procesos políticos, pero el drama provocado por la salida del Reino Unido de la Unión Europea la puede llevar a abandonar la neutralidad.
A diferencia de sus homólogos en otras monarquías constitucionales como Dinamarca y Bélgica, la reina ni siquiera cree que le corresponda mediar entre los partidos políticos cuando llegan a un callejón sin salida.

Reino Unido, que alguna vez fue un faro de estabilidad política y diplomática,

desde que .

Ese referéndum abrió una brecha aparentemente insalvable

y ha llevado al límite a la famosa constitución no escrita de Reino Unido.

La Suprema Corte británica tratará de encontrar una forma de avanzar esta semana pero, a final de cuentas, la reina Isabel II podría verse obligada a escoger un bando. Y eso es algo que la reina intentará evitar a toda costa.

El caso depende de si el primer ministro,

cuando le aconsejó que .

Johnson dijo que la suspensión era necesaria para iniciar una nueva legislatura y para dar tiempo a las conferencias anuales de los partidos políticos. Sin embargo, el tribunal supremo de Escocia declaró, la semana pasada, que la verdadera razón había sido obstaculizar al Parlamento acortando el tiempo disponible para debatir las opciones relativas al brexit.

Cuando le preguntaron si le había mentido a la reina, Johnson respondió: "Absolutamente no".

"Y de hecho, como digo, el Supremo Tribunal de Inglaterra está totalmente de acuerdo con nosotros", dijo, refiriéndose a un fallo al que llegaron los jueces en un tribunal de Londres, en un caso diferente. El único problema es que el tribunal inglés no estuvo de acuerdo con él. Simplemente determinó que no tiene facultades para oír el caso, razón por la que se remitió a la Suprema Corte. Once ministros oirán ambos casos esta semana y su fallo será vinculante.

Los historiadores aún no encuentran un ejemplo de algún primer ministro al que se haya encontrado culpable de engañar al monarca.

"El gobierno debe obedecer la ley", dijo Vernon Bogdanor, profesor de investigación del King's College de Londres y autor del libro Beyond Brexit: Towards a British Constitution.

"Si la ley indica que el Parlamento no puede suspenderse, entonces hay que volver a convocarlo y revocar el consejo a la reina. Si el primer ministro viola la ley, entonces se lo procesará y se lo llevará ante los tribunales como a cualquier otro ciudadano", explicó Bogdanor.

Un fallo desfavorable para el gobierno dejaría a Johnson con la desagradable opción de tener que comparecer ante un juez o ir con la reina a pedirle que revoque la decisión que basó en su consejo anterior. Esto sería vergonzoso para el primer ministro e incómodo para la reina, quien hace todo lo posible por evitar el proceso político, fuera de sus deberes ceremoniales.

A diferencia de sus homólogos en otras monarquías constitucionales como Dinamarca y Bélgica, la reina ni siquiera cree que le corresponda mediar entre los partidos políticos cuando llegan a un callejón sin salida.

Bogdanor cree que el resultado de este caso dependerá en la duración de la suspensión.

"Es probable que el tribunal no falle que

dado que la legislatura ya lleva dos años, un periodo largo para nuestros estándares", dijo Bogdanor. Agregó que el tribunal podría decidir que la suspensión "debería ser mucho más breve".

"Para un gobierno en estas circunstancias es razonable y normal buscar una nueva sesión legislativa luego de una suspensión corta de unos cuantos días", dijo.

La reina mantiene su independencia política al apegarse estrictamente a la vieja costumbre de solo actuar bajo el consejo del primer ministro. Entonces, cuando le pidieron que aprobara la suspensión del Parlamento, lo hizo sin cuestionarlo.

No obstante, el tribunal podría determinar que la engañaron si no le explicaron bien por qué era necesaria la suspensión. Es muy probable que la reina no divulgue su sentir, pero este fallo difícilmente les daría un tono positivo a las audiencias semanales de Johnson con la reina, tradición que sus predecesores tenían en alta estima. La reina es fuente de conocimientos y ha aconsejado a todos los primeros ministros después de Winston Churchill.

Para la reina, lo peor sería verse obligada a tomar una decisión política.

¿Pero qué pasaría si la Suprema Corte falla en contra del gobierno de Johnson y le ordena volver a convocar al Parlamento, pero se niega a hacerlo de inmediato?

Se desataría la indignación del público y todo el mundo estaría atento a la reacción de palacio.

¿La reina esperará a ver qué dice Johnson o irá en contra de la costumbre y actuará con base en el fallo del tribunal?

Sus decisiones serán objeto de intensos debates públicos en los que se llegará al fondo de la razón de ser de la monarquía. También sentarán un precedente para sus sucesores. Ella tendrá bien presente su deber principal de dejar a la corona en una posición más sólida que cuando la recibió. La reacción de la opinión pública a esta crisis constitucional potencial también dejará sentir todo su peso sobre ella.

La reina ha enfrentado muchas pruebas en su largo reinado y ha salido airosa. Pero lo cierto es que debe estar esperando no tener que verse puesta a prueba otra vez con lo que pase esta semana.