Para muchos miembros en todo el planeta, esta celebración anual es el punto culminante del calendario de la iglesia.
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Pero esta vez, alguien de la congregación portaba el coronavirus.
El retiro para orar dio inicio al mayor foco de Covid-19 en Francia hasta la fecha, según el gobierno, ya que alrededor de 2,500 casos confirmados se han vinculados a él.
Los fieles de la iglesia han llevado de forma involuntaria la enfermedad causada por el virus al estado africano occidental de Burkina Faso, a la isla mediterránea de Córcega, a Guyana, a Suiza, a una central nuclear francesa y a los talleres de uno de los mayores fabricantes de automóviles de Europa.
Semanas más tarde, Alemania cerró parcialmente su frontera con Francia, suspendiendo un pacto de libre circulación que había estado en vigor durante los últimos 25 años. Este foco fue un factor clave, dijeron a Reuters dos personas con conocimiento de la decisión alemana. Responsables de la iglesia confirmaron a la agencia que 17 miembros de la congregación han muerto desde entonces por complicaciones relacionadas con la enfermedad.
Otras reuniones religiosas también han sido relacionadas con la propagación del virus: una gran iglesia en Corea del Sur provocó más de 5,000 casos en el país asiático. Este reportaje, realizado con los relatos de miembros de la congregación cristiana de la Puerta Abierta y de autoridades implicadas en la lucha contra el coronavirus en Francia, es testimonio de la velocidad y la ferocidad de la epidemia.