Este flagelo "está diseminado en todo el aparato del Estado (...) y los gobiernos no toman medidas efectivas porque no le interesa", afirma.
Por ejemplo, "en los 14 años de (gobierno de) Evo Morales se adoptaron sistemáticamente medidas que favorecieron la corrupción (...), como la de autorizar las compras por invitación directa", dice. "Eso ha profundizado la corrupción".
Pero Börth critica también al gobierno interino de Áñez por no contener el problema.
Algunos políticos "hacen de la corrupción un método de gobierno", en suma, "la corrupción se convierte en un método de gobernabilidad", dice.
Sin embargo los actos de corrupción no ocurren únicamente en los niveles más altos en plena emergencia por la pandemia del COVID-19, que deja unos 8,300 infectados y 293 muertos entre los 11 millones de bolivianos.
Una investigación estableció compras sobrevaloradas de insumos para atender la crisis del coronavirus en la estatal Caja Nacional de Salud.
Otra pesquisa estableció que funcionarios del Servicio de Impuestos traficaban con la "prescripción de deudas tributarias" en favor empresas deudoras, según el titular de la institución, Mario Nava-Morales.
Hay también casos de falsificación de permisos de circulación vehicular en tiempos de restricción por la cuarentena, en vigor desde marzo pasado.
El Índice de Percepción de Corrupción 2018, elaborado por la ONG Transparencia Internacional, dio a principios de este año a Bolivia un puntaje de 29 sobre 100, donde cero equivale a muy corrupto y 100 a muy transparente.
Con información de EFE y AFP