"Si yo estoy infectada o tosiendo, todo entra en la máscara y no sale por el otro lado, así que es una manera para proteger al resto de personas", comentó Beller.
La guía orientativa de la OMS recalca que no todos los cubrebocas de tela tienen la misma calidad de filtración, uno de las factores determinantes para su efectividad.
Los materiales a considerar en la fabricación de una mascarilla eficaz son el polipropileno, el algodón y el poliéster, y la celulosa y la seda como últimas alternativas.
"La distancia es la mejor prevención que existe. Si no es posible, ¿por qué la tela? Porque las mascarillas quirúrgicas deben ser guardadas para el personal sanitario", dijo Beller.
Una excepción debe ser hecha para las personas de más de 60 años o que padecen enfermedades crónicas, a quienes ahora la OMS también recomienda el uso de mascarillas médicas.
Tedros subrayó que las máscaras eran solamente una parte de una estrategia eficaz para suprimir el virus y podían llevar a la gente a una falsa sensación de seguridad.
Dijo que no reemplazaban el distanciamiento físico ni la higiene de las manos.
"Las máscaras, por sí solas, no protegen de la COVID-19", precisó en una conferencia de prensa virtual. "Encontrar, aislar, realizar pruebas y cuidar cada caso. Luego rastrear y poner en cuarentena a todos los contactos. Eso es lo que sabemos que sí funciona. Esa es la mejor defensa de cada país contra la COVID-19", añadió.
Con información de EFE