La gran incógnita es si este cambio de gabinete se llevará por delante al primer ministro, pese a su holgado triunfo de este domingo.
Además de carecer de un anclaje territorial sólido, según el politólogo de Science Po, Gaspard Estrada, "los candidatos del partido gubernamental sufren las consecuencias de la impopularidad del mandatario", desgastado por la revuelta de los "chalecos amarillos" y las extensas huelgas contra su reforma de las pensiones.
En la ciudad de Perpiñán, cerca de la frontera de España, ganó por amplio margen el candidato de extrema derecha, Louis Aliot, expareja de Marine Le Pen, que obtuvo 54% de los votos.
Con la conquista de esta ciudad de más de 100.000 habitantes, Aliot consiguió para la ultraderecha su ciudad más grande desde Toulon (1995-2001).
Según un sondeo de la encuestadora Ifop, si las elecciones presidenciales se celebrasen mañana, Macron estaría codo con codo con Marine Le Pen en la primera vuelta, y ganaría en la segunda con 55%, 11 puntos menos que en 2017.
Para intentar pasar página rápidamente a la debacle anunciada, Macron tiene previsto dirigirse a la nación el lunes para responder a las propuestas formuladas por la Convención Ciudadana sobre el clima, una asamblea de 150 ciudadanos elegidos por sorteo para imaginar políticas ambiciosas contra el cambio climático.
Esta convención será la "respuesta a la ola verde" de este domingo, señaló la presidencia francesa.
En cualquier caso Macron tendrá que hallar un equilibrio entre la voluntad de medidas ecológicas sustanciales, defendidas por el ala izquierda de su partido, y las elecciones liberales de sus comienzos.
Con información de AFP, EFE y Reuters