Reino Unido también restringió las pruebas de otras maneras. En un principio, solo se realizaban pruebas a quienes habían estado en contacto con casos confirmados y a quienes presentaban síntomas tras haber viajado desde Wuhan, China, el origen del brote, y después, a partir del 1 de febrero, desde el resto de China, y seis días más tarde desde otras partes de Asia. El 25 de febrero se añadieron zonas de Italia, el primer país europeo gravemente afectado por el virus, e Irán. Otras fueron excluidas.
"Estábamos haciendo pruebas a todas estas personas con tos de China y partes de Asia", dijo un médico superior de un hospital universitario de Londres. Mientras tanto, los casos de otros países pasaban desapercibidos.
Las pruebas para detectar contagios en la comunidad realizadas en Londres, utilizando estas estrechas directrices, detectaron solo unos 50 casos positivos entre unos 5,000 examinados a mediados de marzo, según dijo otro médico especialista en enfermedades infecciosas en la capital. Reuters ha estimado que más de 18,000 londinenses estaban infectados con el virus o lo habían estado para finales de febrero.
"Muchos sentimos que se estaba buscando una aguja en un pajar", dijo este médico.
Un gran estudio genético mostraría más tarde que la mayoría de las infecciones del Reino Unido habían venido de Europa, no de Asia. El rastreo de la cepa del virus ha determinado que desde principios de febrero se encontraba en Italia, luego España y Francia, según determinó un equipo de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Edimburgo.