Un huracán en plena pandemia
Ante la amenaza, las zonas de mayor riesgo estaban siendo evacuadas y se abrieron varios refugios, con precauciones sanitarias para evitar contagios de covid-19, por lo que el gobernador Abbott -cuyo estado sufre una importante ola de contagios- instó a aquellos que pudieran pagarlo a refugiarse en hoteles y moteles "para aislarse".
En Nueva Orleans, la alcaldesa LaToya Cantrell ya había instado el martes: "No olviden el COVID-19 con los efectos del huracán".
Ya el martes, el Barrio Francés, el centro histórico, se vació de turistas en tanto se apilaron sacos de arena frente a puertas y ventanas, y se protegieron los edificios de arquitectura colonial con chapas de madera.
"No me preocupa que el agua entre con la tormenta, me preocupa la lluvia y que las bombas no funcionen, y eso es lo que causarán las inundaciones", dijo a la AFP Robert Dunalp, propietario de un comercio, con el vívido recuerdo de Katrina.
Sonya Mcculler, que vivió aquel devastador ciclón hace 15 años, dice esperar cualquier cosa, porque "en un momento puedes pensar que no va a suceder y al minuto siguiente estás tratando de prepararte para asegurarte de no quedarte atrapado. Es una locura".
Laura pasó el lunes como tormenta tropical por Cuba, donde dejó intensas lluvias, fuertes marejadas y algunos daños, tras pasar sobre la isla La Española, que comparten Haití y República Dominicana, dejando una estela de 25 muertos.
Se prevé que esta temporada de tormentas del Atlántico, que se extiende hasta noviembre, sea una de las más duras. El NHC pronostica hasta 25 temporales y Laura es la duodécima hasta ahora, mientras que Marco, que llegó a tener fuerza de huracán, se disipó el martes frente a la costa de Luisiana antes de tocar tierra.
Con información de AFP, EFE y Reuters