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Las tres crisis que se interponen entre Trump y su reelección

El presidente de EU, quien esta noche acepta la candidatura por el Partido Republicano, enfrenta una recesión económica, una pandemia sanitaria y una ola de manifestaciones antirracistas.
jue 27 agosto 2020 05:04 AM
Un camino complicado
La crisis de COVID-19 ha hecho aún más complicado el camino de Donald Trump a la reelección.

Donald Trump mostró su interés por un segundo mandato al frente de los Estados Unidos desde antes de asumir el primero. En la mañana del 20 de enero de 2017, horas antes de su toma de posesion, su equipo de campaña anunció su intención de buscar la reelección en 2020 bajo el lema "Keep America great" (Mantén a Estados Unidos grande)

Hasta principios del año, el presidente parecía tener un camino más o menos sencillo hacía ese objetivo: aunque la economía de Estados Unidos daba los primeros signos de desaceleración, aún mantenía un crecimiento constante. También había cumplido varias de sus promesas de campaña, como la renegociación de un nuevo acuerdo comercial con México y Canadá, así como una reforma fiscal.

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Además, el presidente había salido con solo unos pocos raspones de la investigación sobre la intervención rusa en la elección de 2016 y un juicio de destitución promovido por el Partido Demócrata a finales de 2019.

Pero los últimos meses se han vuelto una pesadilla para cualquier presidente de Estados Unidos. La pandemia de un nuevo coronavirus ha afectado especialmente al país nortemaricano, que sigue ocupando el primer lugar de contagios y muertes.

Las medidas de confinamiento y cierre de la economía provocaron una caída de casi 30% del Producto Interno Bruto, así como que millones de estadounidense cayeran en el desempleo.

Por si fuera poco, desde el 25 de mayo, en todas los estados del país se han registrado protestas contra la violencia policial ejercida, principalmente, contra la población afrodescendiente.

Este es el panorama que el presidente, confirmado desde el lunes como candidato del Partido Republicano, enfrenta para lograr su reelección, pero también ha tratado de sacar provecho de estos conflictos.

Una pandemia sin control

Hasta el momento, Estados Unidos ha sido el país más afectado por la pandemia de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus SARS CoV-2, con más de 5.8 millones de casos detectados y casi 180,000 muertes registradas.

Trump ha sido duramente criticado por su gestión de la pandemia. Al inicio de la pandemia, el presidente subestimó a la enfermedad y llegó a decir que la temporada de calor sería suficiente para terminar con la enfermedad.

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Ante el avance del virus, Trump se negó a cerrar por completo la economía, aunque la decisión recayó principalmente en los gobiernos de los estados. Incluso, culpó a los gobernantes estatales demócratas que implementaron cuarentenas estrictas, como Andrew Cuomo de Nueva York, de buscar dañar la economía de Estados Unidos, y por lo tanto, su imagen.

Las principales medidas implementadas por su gobierno han sido el cierre de las fronteras estadounidense para los ciudadanos provenientes de países con altos índices de contagio, primero China y después Europa.

Además, ha mantenido las fronteras con México y Canadá cerradas para pasos no esenciales desde el 21 de marzo, medida que continuará hasta el 21 de septiembre, por lo menos. También suspendió la expedición de visas para residentes permanentes y buscó terminar con los visados para estudiantes que fueran a cursar sus estudios en línea. Esta medida fue revertida después de protestas de varias de las principales universidades estadounidenses, como Harvard y el MIT.

Toda esta serie de medidas han sido calificadas como antiinmigrantes y han parecido tener un tinte más político, dirigido a sus bases electorales, que de prevención.

Otra de las críticas que ha recibido el gobierno de Trump en su manejo de la pandemia, es una reapaertura demasiado temprana. Apenas el 16 de abril cuando la situación en estados como Nueva York y Washington aún era de emergencia, el presidente anunció un plan de reactivación económica.

"Nuestro enfoque esbozará tres fases para restaurar nuestra vida económica. No vamos a reabrir de una vez, sino en un proceso cuidadoso paso a paso, y algunos estados van a poder abrir antes que otros", dijo entonces el mandatario.

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Sin embargo, la reapaertura se realizó con prisa y de manera desordenada, sobre todo en estados como Texas y Florida, ambos con gobiernos republicanos. Esto provocó un rebrote en julio que puso en riesgo de colapso a los hospitales de estos estados.

Trump también ha sido atacado por la falta de respeto que presta a los consejos de sus asesores médicos, principalmente de Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergías y Enfermedades Infecciosas. El uso de la hidroxicloroquina, de cubrebocas en espacios públicos y la fecha de la vacuna han sido los temas en los que han diferido.

A principios de agosoto, Trump aseuró que era posible que una vacuna estuviera lista para las elecciones del 3 de noviembre o incluso antes. Fauci, sin embargo, es mucho más cauto, y asegura que los resultados de las investigaciones pueden estar listo en diciembre, por muy pronto, mientras que una vacuna disponible para el pùblico puede llegar hasta 2021.

El miércoles, Fauci dijo que existen riesgos en apurar una vacuna a pesar de la urgente necesidad. "Lo único que no le gustaría ver con una vacuna es obtener una EUA (sigla en inglés para autorización de uso de emergencia) antes de tener una señal de eficacia", dijo Fauci a Reuters en una entrevista telefónica.

Otra decisión polémica de Trump fue retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en plena emergencia, al acusar una fuerte influencia de China, país con el que Trump mantiene un conflicto comercial y diplomático desde el inicio de su gobierno.

La peor crisis económica en un siglo

Estados Unidos entró en recesión en febrero. Sin embargo, el golpe más fuerte para la economía vino el segundo trimestre, cuando el PIB se derrumbó a una tasa anualizada de 32.9%, la contracción más grave en la producción desde que el gobierno comenzó a tomar registros en 1947, de acuerdo con el Departamento de Comercio.

El Departamento del Trabajo dijo el 31 de julio que los pedidos iniciales de subsidios por desempleo totalizaron 1,434 millones en la semana finalizada el 25 de julio, por debajo de las estimaciones del mercado que apuntaban a un incremento de 1,450 millones de solicitudes.

Para mitigar el impacto de la contracción económica causada por la crisis sanitaria, el Congreso aprobó a finales de marzo un titánico paquete de estímulos de 2.2 billones de dólares.

Este paquete incluía la distribución de cheques a los estadounidenses y 349,000 millones de dólares para un fondo dedicado a las pequeñas y medianas empresas.

Los economistas dicen que sin el primer paquete fiscal de casi 3 billones de dólares aprobado por el Congreso, la contracción del PIB pudo haber sido peor.

Pero esta medida expiró el 31 de julio. Demócratas y republicanos negocian desde hace semanas un nuevo plan de ayuda que, entre otras cosas, extendería este subsidio de desempleo.

Los republicanos están centrando parte de sus mensaje de campaña en la estabilidad económica que el país vivió durante los primeros tres años del gobienro de Trump. Larry Kudlow, el principal asesor económico de la Casa Blanca, apuntó que el país vive "un boom" al referirse a la pandemia como si fuera algo ya pasado.

Kudlow dibujó una dicotomía marcada: ¿Quieren una economía saludable, próspera y optimista. O volver a los días oscuros del estancamiento y la recesión? Quédense con el presidente Trump".

El antirracismo

El 25 de mayo, la indignación invadió Estados Unidos. El asesinato del ciudadano negro George Floyd a manos de un policía blanco en Minneapolis encendió las llamas del principal movimiento antirracista en décadas en estados Unidos.

Desde entonces, los 50 estados han vivido manifestaciones en contra del racismo sistemático de las fuerzas de seguridad en los Estados Unidos. Aunque la mayoría de las manifestaciones han sido pacíficas, varias veces las protestas terminaban en disturbios y actos violentos.

El presidente ha aprovechado estos tintes violentos para culpar a los gobernadores de demócratas de no saber mantener la ley y el orden de sus estados, por lo que ha vendido el tema de la seguridad como una de sus banderas en la campaña.

A tres meses dela muerte de Floyd, las protestas se reavivaron esta semana, después de que se conoció el caso de Jacob Blake, un hombre de 29 años a quien la policía disparó por la espalda en frente de sus tres hijos pequeños.

En Kenosha, Wisconsin dos personas murieron por disparos el martes por la noche en una de esas protestas, a las que acudieron varias personas armadas dispuestas a evitar actos vandálicos. La policía detuvo este miércoles a un adolescente de 17 años, sospechoso de esas dos muertes.

Trump anunció el miércoles el envío de refuerzos policiales y de soldados de la Guardia Nacional para detener los "saqueos" y la "anarquía" en Kenosha, en Wisconsin, donde dos hombres murieron durante las protestas que exigían justicia para Jacob Blake.

"No toleraremos saqueos, incendios provocados, violencia y anarquía en las calles estadounidenses", dijo el presidente en Twitter, en su primera reacción al hecho.

Con informaci´on de Reuters y AFP

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