"Estados Unidos está intentando fortalecer la coalición contra Irán, está intentando unir a sus aliados frente a la República Islámica”, explicó Hussein Ibish, analista del Instituto de los Países del Golfo Árabe en Washington, a la agencia EFE.
Desde que llegó al poder en 2017, Trump ha estructurado su política exterior en Oriente Medio en torno a dos ideas: la persecución a Irán, al que ha castigado con fuertes sanciones, y la protección a Israel, su gran aliado en la región y al que ha otorgado un sinfín de concesiones, como el reconocimiento de Jerusalén como su capital.
Pese a todo, ya han surgido divergencias sobre las condiciones que rodean el acuerdo con Emiratos.
Trump afirmó el martes que no tendría "ningún problema" en vender aviones de combate F-35 a Emiratos Árabes Unidos, un caza que desde hace tiempo Abu Dabi quiere tener para convertirse en una potencia militar regional.
Una venta a la que se opone Israel, el único país de la región que posee estos cazas estadounidenses, que presiona para mantener su abrumadora ventaja tecnológica frente a sus vecinos árabes.
A los ojos de países del Golfo, Israel aceptó "terminar con la permanente anexión de territorios palestinos". Sin embargo, Netanyahu dijo que no "renunció" a anexar vastas extensiones de Cisjordania sino que solamente las "pospuso".