"Si la abstención es más alta que en la última elección presidencial, no faltarán las fuerzas que impugnen la legitimidad del proceso", dice Holzmann.
Junto a eso, el proceso que desembocaría en una nueva Constitución será muy distinto según cuál sea finalmente el órgano a cargo de su redacción. Si triunfa la opción de que sea elaborada por una convención constitucional, la ciudadanía deberá elegir la totalidad de sus 155 miembros en los comicios del 11 de abril.
Si, en cambio, obtiene más votos la alternativa de una comisión mixta, solo se elegirá por elección popular a la mitad de sus integrantes. El resto estaría integrado por parlamentarios que se distribuirían según el peso de las distintas fuerzas políticas en ambas cámaras. Dado que la aprobación de cada artículo de la nueva Constitución requerirá de al menos dos tercios de los constituyentes, la profundidad de los cambios promete ser distinta según cuál sea el órgano que finalmente se elija para su redacción.
Hace un año, una suba de 30 pesos en el boleto del Metro de Santiago fue la chispa que encendió un estallido social sin precedentes en Chile. En medio de las protestas, una frase terminó por resumir el espíritu de los manifestantes: "No son 30 pesos, son 30 años". A partir de este domingo, los chilenos empezarán a saldar esas viejas deudas con dos hitos históricos.
Por primera vez, votarán para decidir si quieren una nueva Constitución redactada desde cero. En ocasiones anteriores, hubo plebiscitos solo para decidir si la población estaba de acuerdo o no con la Constitución que le ofrecían. Además, en caso de triunfar el Apruebo, será la primera Constitución escrita en democracia plena y con una participación social activa.
"El plebiscito implicará dejar atrás los últimos vestigios institucionales de la dictadura que quedan en la Constitución y, con eso, el fin de la transición democrática después de 30 años", dice Bunker. "Las demandas cambiaron y los chilenos buscarán dar vuelta la página para comenzar una nueva etapa política, económica y social".