A pesar de la gravedad de la situación, Trudeau se negó a imponer un nuevo confinamiento nacional, como el que el país vivió durante el punto más grave de la primera ola de la pandemia, y dijo que es la labor de los gobiernos de las provincias decidir que medidas tomarán.
Sin embargo dejó claro que el confinamiento es la medida favorita por Ottawa. "Entrar en un confinamiento y apoyar a las empresas mientras estamos confinados es la mejor forma de asegurar su éxito en los próximos meses y años que intentar resistir un virus que está circulando sin control", declaró Trudeau.
Quienes ya están preparando un confinamiento estricto son las autoridades de Toronto, la ciudad más grande de Canadá y su corazón financiero. El premier de Ontario, Doug Foud, anunció este viernes que la urbe y la región de Peel entrarían en cuarentena a partir del lunes.
Las medidas de encierro prohíben todas las reuniones sociales en interiores. Los restaurantes pueden ofrecer exclusivamente comida para llevar y entrega, y la mayoría de las tiendas minoristas pueden recoger en la acera solo por un mínimo de 28 días, según un comunicado del gobierno.
"La situación es extremadamente grave y se requieren más acciones para evitar el peor de los casos", dijo Ford en una conferencia de prensa.
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Trudeau también anunció que la frontera terrestre con Estados Unidos permanecerá cerrada a los viajes considerados no esenciales, hasta al menos el 31 de diciembre.