"En lo que refiere a poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, sus efectos (COVID-19) aún no han sido medidos de forma completa, pero se espera que generen consecuencias inmediatas y duraderas sobre la calidad de vida de la población", detalló.
El impacto será principalmente en las áreas con mayor pobreza y vulnerabilidad, con bajos niveles de educación, de gran presencia de poblaciones indígenas y más susceptibles al cambio climático, según el organismo.
"La pandemia golpea de forma particularmente acentuada a las poblaciones y a los territorios más vulnerables, donde hay un mayor número de empleos informales, los ingresos son menores y los alimentos saludables escasean", agregó el documento.
El organismo urge por mejorar y promover el acceso económico a una alimentación adecuada, mejorar el acceso físico a los alimentos, además de mejorar su uso y calidad.
"La protección social es una medida clave para mitigar de manera inmediata los impactos socioeconómicos del COVID-19, y al mismo tiempo, para permitir que los hogares afectados puedan reconstruir progresivamente sus medios de vida y fortalecer sus capacidades de inclusión económica y social", agregó el informe.
Hasta inicios de diciembre, el coronavirus suma en América Latina más de 13 millones de contagiados y 450,000 muertos. Además, según estimaciones de la ONU, provocaría una contracción económica de 9.1% y que más de 83 millones de personas caigan en la pobreza.