LONDRES-La justicia británica rechazó este lunes extraditar al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos, que lo reclama para juzgarlo por espionaje por la publicación de cientos de miles de documentos secretos, al considerar que de lo contrario podría suicidarse.
"Considero que el estado mental del señor Assange es tal que sería opresivo extraditarlo a Estados Unidos", escribió la jueza Vanessa Baraitser de la corte penal de Londres en su sentencia.
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"La salud mental del señor Assange se deterioraría motivándolo a cometer suicidio llevado por la 'determinación obsesiva' de su trastorno de espectro autista", agregó.
Estados Unidos tiene ahora un plazo de 14 días para recurrir esta decisión y su representante legal afirmó ante la corte que así lo hará.
Por su parte, la defensa de Assange anunció que pedirá la libertad bajo fianza de su cliente.
La jueza Baraitser decidirá este miércoles si concede la libertad condicional a Assange, actualmente en prisión provisional.
Baraitser escuchará entonces los argumentos de los abogados de Assange, que sostienen que debe ser puesto en libertad, siempre bajo estrictas condiciones de control, mientras se resuelve el recurso de la Justicia estadounidense contra el dictamen que deniega su entrega a ese país.
El abogado de Assange, Edward Fitzgerald, ha adelantado que el miércoles presentará argumentos que explicarán "el impacto negativo" que tendría para su cliente, que sufre depresión clínica, continuar encerrado en la prisión de alta seguridad londinense de Belmarsh mientras dure el proceso incoado por la acusación.
Además, propondrá "un paquete de medidas" de control, que podrían incluir aspectos como vigilancia domiciliaria, comparecencia regular en comisaría o una fianza económica, para garantizar que no existe "riesgo de fuga".
Un grito de júbilo estalló entre la treintena de manifestantes que se habían congregado a las puertas del tribunal para expresar su apoyo al australiano, de 49 años, en este caso que denuncian como clave para la libertad de prensa.
"¡Ganamos!", gritaron abrazándose y olvidando sus pancartas donde podía leerse "No extraditen a Assange, el periodismo no es un crimen" o "Liberen la verdad, excarcelen a Assange".
"Estoy aquí esta mañana porque apoyo a un hombre que, en mi opinión, ha sido injustamente encarcelado por decir básicamente la verdad. No ha hecho nada malo", había dicho previamente a la AFP una manifestante, Myra Sands, de 78 años.
La abogada Stella Morris, compañera sentimental del australiano con quien tiene dos hijos, había llegado al tribunal media hora antes del inicio de la vista, pero no quiso hacer declaraciones.
La víspera había dicho al diario alemán Der Spiegel que "la defensa de Assange se ha visto seriamente obstaculizada" en la prisión londinense de Belmarsh, donde lleva 20 meses recluido desde su espectacular detención en abril de 2019 dentro de la embajada de Ecuador en Londres, donde vivió refugiado siete años.
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¿Ataque a la libertad de prensa?
Assange y WikiLeaks se hicieron famosos en 2010 a raíz de la publicación de unos 700,000 documentos militares y diplomáticos confidenciales que pusieron a Estados Unidos en más de un aprieto.
Entre ellos figuraba un vídeo en que se veía como helicópteros de combate estadounidense disparaban contra civiles en Irak en 2007, matando a una docena de personas en Bagdad, incluidos dos periodistas de la agencia de noticias Reuters.
Antes de pronunciarse, la juez Baraitser examinó detenidamente en septiembre, tras meses de retraso debido a la pandemia de coronavirus, la solicitud estadounidense para asegurarse de que no fuera desproporcionada o incompatible con los derechos humanos.
Afirmando temer que Assange, cuya salud física y mental pareció muy debilitada, se quitase la vida, Morris había entregado en septiembre a la oficina del primer ministro británico, Boris Johnson, una petición con 800,000 firmas contra su extradición.
Este ha sido uno de los principales argumentos de la defensa, junto con la denuncia que de que el australiano, que podría ser condenado a 175 años de cárcel si la justicia estadounidense lo declarase culpable de espionaje, no tendría un juicio justo en Estados Unidos.
Washington le reprocha haber puesto en peligro la vida de sus informantes con la publicación de los documentos secretos sobre las acciones militares estadounidenses en Irak y Afganistán, que revelaron actos de tortura, muertes de civiles y otros abusos. Pero para su comité de apoyo, son "cargos con motivación política".
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"El mero hecho de que este caso haya ido a los tribunales, y que haya durado tanto tiempo, constituye un ataque histórico y a gran escala contra la libertad de expresión", afirmó el domingo el redactor jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson.
La defensa del australiano, coordinada a nivel internacional por el ex juez español Baltasar Garzón, denunció en el pasado que el presidente estadounidense Donald Trump quería hacer con él un castigo "ejemplar" en su "guerra contra los periodistas de investigación" y Assange no tendría un juicio justo en Estados Unidos.
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Una victoria para Assange, no para la libertad de expresión
Abogados y activistas no están, sin embargo, de acuerdo con Garzón y consideran que el fallo de la justicia británica es un triunfo para el fundador de WikiLeaks, pero no un respaldo para la libertad de expresión y deja una sombra sobre el periodismo de investigación.
"Hay serias preocupaciones sobre el fallo del juez con respecto a la libertad de expresión y lo que eso significará para otros periodistas británicos en el futuro que ... no tienen las mismas condiciones médicas que Assange", dijo a Reuters su abogada Jennifer Robinson.
"Esto no fue una victoria desde el punto de vista de la libertad de expresión. Creo que todos los periodistas deberían estar analizando esto con mucho cuidado".
El fallo de Baraitser dijo que Estados Unidos había cumplido con las pruebas legales para satisfacer la extradición, y que la acusación de que Assange había alentado el pirateo de computadoras del gobierno de Estados Unidos significaba que había ido más allá del papel de un periodista de investigación.
"En este caso, los supuestos actos del señor Assange fueron ilegales y él no se vuelve inmune a la responsabilidad penal simplemente porque afirma que estaba actuando como periodista", dijo.
Jameel Jaffer, del Instituto Knight de la Primera Enmienda de la Universidad de Columbia, que busca defender la libertad de expresión, dijo que una preocupación particular era la postura de la fiscalía estadounidense de que Assange había violado una ley de espionaje simplemente al publicar secretos.
"El resultado es que la acusación de Assange en Estados Unidos seguirá arrojando una sombra oscura sobre el periodismo de investigación", dijo Jaffer.
Antecedentes
Assange no es el primer caso de extradición de alto perfil que falla por preocupaciones sobre el bienestar mental de la persona acusada.
En 2012, la ministra del Interior británica y más tarde la primera ministra, Theresa May, anuló los tribunales para bloquear el envío del pirata informático Gary McKinnon a Estados Unidos, donde fue acusado de causar más de 700,000 dólares en daños a los sistemas militares estadounidenses, debido al riesgo de que pudiera suicidarse. .
Hace dos años, Lauri Love, quien tiene síndrome de Asperger, también se salvó de la extradición por acusaciones de participación en piratería informática en agencias como la Oficina Federal de Investigaciones y el ejército de los Estados Unidos debido a preocupaciones sobre suicidio.
"Esta decisión puede reflejar una preocupación más amplia sobre cómo Estados Unidos trataría a los sospechosos con problemas documentados de salud psicológica si fueran extraditados", dijo Daniel Pannett, del bufete de abogados londinense Linklaters, sobre el veredicto de Assange.
"Mientras persista una disparidad entre las condiciones de detención en los Estados Unidos y el Reino Unido, este argumento podría verse con más frecuencia en los casos de extradición en el futuro".