Entre el 30 de diciembre y el 6 de enero, el número de pacientes en los hospitales de Londres creció un 27%, pasando de 5.524 a 7.034, y el número de pacientes con ventilación mecánica creció un 42%, de 640 a 908, según el ayuntamiento.
Según Khan, el Servicio de ambulancias de Londres está recibiendo unas 8,000 llamadas de urgencias cada día, frente a los 5,500 en una jornada de gran actividad para la sanidad.
Los pronósticos de la situación británica no son alentadores. Incluso si el número de pacientes con COVID-19 aumenta siguiendo las proyecciones más bajas, para el 19 de enero habrá un déficit de 2,000 camas de cuidados intensivos en los hospitales de Londres, de acuerdo con la información proporcionada por el servicio de salud pública a responsables hospitalarios y filtrada el jueves por el Health Service Journal.
"Uno de cada 30 londinenses tiene ahora COVID. Por eso los servicios públicos de Londres instan a todos los londinenses a quedarse en casa, excepto para las compras y el ejercicio absolutamente esenciales", afirmó la presidenta de los consejos municipales londinense, Georgia Gould.
Para intentar frenar la importación de casos, el viernes anunciaron que a partir de la próxima semana todos los viajeros que lleguen a Inglaterra y Escocia, incluidos los residentes, tendrán que presentar un test negativo de coronavirus realizado en las 72 horas previas, aunque esto no les eximirá de respetar una cuarentena de 10 días según su país de origen.
Quienes incumplan la norma podrán ser sancionados inmediatamente con una multa de 500 libras (678 dólares).
Con información de AFP, EFE y Reuters