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Alexéi Navalni, el incansable opositor a Putin que sobrevivió al veneno

El líder de la oposición en Rusia regresó a Moscú, después de pasar cinco meses exiliado en Berlín, solo para ser detenido al tocar tierra.
lun 18 enero 2021 02:57 PM

Es el pasajero de la fila 13 del vuelo DP936 de la aerolínea rusa Pobeda. Es el opositor ruso, Alexéi Navalni, que vuela junto a su esposa Yulia de regreso a Rusia desde Alemania, donde se recuperó durante cinco meses de un envenenamiento de la mano —según denuncia— de los servicios secretos de Rusia.

"Tengo la fila de la suerte, la fila 13", dijo el activista de 44 años, de acuerdo con la agencia EFE, una vez que logró sentarse en su asiento tras sortear la nube de periodistas que grabó en directo su llegada al avión provisto de una mascarilla y una chaqueta turquesa.

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El propio Navalni, arrastrando una pequeña maleta, parecía tranquilo, pero su esposa reveló que está nerviosa con lo que puede esperar al opositor a su llegada al aeropuerto moscovita de Vnúkovo en Rusia. Y es que el activista anticorrupción se encuentra en una lista de búsqueda y captura por un antiguo caso penal.

¿Quién es Alexéi Navalni, el opositor de Putin presuntamente envenenado?

El principal opositor a Vladimir Putin y un aguerrido luchador contra la corrupción de las élites rusas, Alexéi Navalni, está decidido a seguir enfrentándose al Kremlin tras haber sobrevivido a su envenenamiento y regresó este domingo a Rusia. Solo al tocar tierra en Moscú, fue detenido nuevamente. Antes, su hermano y otros colaboradores habían sido arrestados.

De bloguero a abogado anticorrupción, de organizador de las mayores protestas desde la caída de la URSS a aspirante al Kremlin, Navalni se ha ganado a pulso en 10 años de actividad política el título de enemigo público número uno del presidente ruso.

En agosto de 2020 las autoridades dijeron basta y decidieron eliminar al político ruso con mayor tirón en Occidente. La operación secreta de los servicios especiales salió rematadamente mal y Navalni vuelve ahora a Rusia cual ave fénix para desafiar al líder ruso.

"Putin ordenó mi asesinato", dijo Navalni, de 44 años, tras recuperarse en Alemania del envenenamiento con un agente tóxico de la familia Novichok.

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El carismático opositor llegó a Berlín a bordo de un avión medicalizado. Unos días antes, se había enfermado súbitamente en un avión en Siberia y estuvo ingresado 48 horas en un hospital ruso.

Tras tres semanas en coma, tres laboratorios europeos concluyeron que el principal opositor ruso fue víctima de una sustancia neurotóxica del grupo de Novichok, creada en la era soviética para fines militares.

Tras sobrevivir a este presunto intento de asesinato, Navalni no ha tardado en contraatacar. A mediados de diciembre difundió una conversación telefónica en la que desenmascara a uno de los agentes de los servicios de seguridad rusa (FSB) para que admitiera que quisieron envenenarlo.

Para el opositor, el envenenamiento fue orquestado bajo la orden directa del presidente Vladimir Putin, su enemigo jurado, que no pronuncia nunca su nombre. El mandatario rechaza todas las acusaciones.

Un adversario de cuidado para Putin

Ignorado por los medios nacionales, sin representación en el Parlamento y sin la posibilidad de presentarse como candidato a raíz de una condena por fraude fiscal que él denuncia como política, Navalni sigue siendo la voz más potente de la oposición rusa.

La mitad de la población de Nagorno Karabaj ha sido desplazada

Desde hace años, lucha contra el partido del Kremlin, Rusia Unida, a la que él tilda de formación de "los ladrones y estafadores”.

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En su inicios, Navalni también participó en manifestaciones con tintes racistas, como las de Marcha Rusa. No obstante, en los últimos años se ha alejado de estos movimientos y ha borrado progresivamente el tono nacionalista de sus discursos.

Desde 2007, el abogado ha combatido al gobierno comprando acciones en grupos semipúblicos, como la petrolera Rosneft y el gigante del gas Gazprom. Amparándose en su estatuto de accionista minoritario, exige transparencia en las cuentas.

El opositor y su Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), creado en 2012, no dejan de estar en el punto de mira de las autoridades.

Para Navalni, todo esto son las represalias por haber organizado un movimiento de protesta en 2019, antes de las elecciones en Moscú.

Fue en las elecciones legislativas de diciembre de 2011, que generaron una ola de protestas, que este activista ganó notoriedad y destacó por su carisma y por la virulencia de sus ataques contra el Kremlin.

En septiembre de 2013 obtuvo su primer éxito electoral en los comicios municipales de Moscú. Sorprendió al quedar segundo, con el 27.2% de los votos, justo por detrás del alcalde saliente, el ex jefe de gabinete de Putin, Serguéi Sobianin, un resultado que lo confirmó como figura esencial de la oposición.

Fama internacional

Navalni era el opositor con más gancho electoral, pero tras ser víctima de un intento de asesinato a manos del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) se ha convertido en una celebridad en en el exterior.

Hasta entonces, ese honor, el envenenamiento con agentes tóxicos, había estado reservado casi exclusivamente para antiguos espías del FSB que se habían pasado el enemigo, como Skripal o Litvinenko.

Según pasaban los días y Navalni se recuperaba del intento de asesinato, su estatura política no dejaba de aumentar. La canciller alemana, Angela Merkel, no dudó en visitarlo en la clínica La Charité de Berlín.

"Regresaré a Rusia, que es mi país, donde tengo un gran apoyo", aseguró Navalni, sin aparente miedo a un nuevo atentado o encarcelamiento.

Navalni, que tiene más de 4.8 millones de seguidores en YouTube, preparaba ya su venganza, que llegó en forma de dos comprometedores vídeos para el Kremlin. Con la ayuda de Bellingcat y varios medios occidentales, Navalni logró recabar datos que prueban, según dice, la implicación del FSB en su intento de asesinato.

No se limitó a ello, sino que incluyó una conversación telefónica con uno de los presuntos participantes en la operación secreta que admitía que sus cómplices habían rociado Novichok en la ropa interior del opositor.

Todo ello no sólo pso en evidencia al FSB y a Putin, sino que fueron vistos por más de 44 millones de personas, cifra que contrasta con los siete millones que siguieron la conferencia de prensa anual del presidente en esas mismas fechas.

Una lucha en los tribunales

Enseguida, las autoridades rusas lanzaron una campaña para impedir su regreso a Rusia, que incluye dos casos penales, uno por no personarse ante la autoridad por un antiguo caso penal y otro por supuesto fraude.

No es la primera vez que Navalni enfrenta las acusaciones judiciales del Kremlin. Desde 2013, este padre de dos hijos fue condenado a penas de prisión en suspenso por dos casos de desvío de fondos que él tacha de políticos y que motivaron el rechazo de su candidatura hasta 2028.

Pasó además por prisión en varias ocasiones por infracciones a la legislación sobre las manifestaciones.

Siempre ha rechazado sus condenas judiciales y asegura que nada puede mermar su motivación, ni siquiera las amenazas contra su seguridad y la de su familia. Tras las nuevas presiones del gobierno ruso, Navalni anunció su regreso a su país, ya que, según sus palabras, lo echa "de menos”.

"Me dedico a la política desde hace mucho tiempo, a menudo me arrestan (...), es parte de la vida", relativiza. "Hago el trabajo que prefiero, la gente me apoya, tengo muchos simpatizantes. ¿Qué puede hacer más feliz a un hombre?".

Por delante tiene varios objetivos: llevar a los tribunales a aquellos que le intentaron a asesinar y las elecciones legislativas de septiembre, en las que proseguirá su cruzada contra "el partido de los ladrones y sinvergüenzas", como se suele referir al partido del Kremlin, Rusia Unida.

Pero antes, deberá sortear un nuevo juicio en su contra. Navalni exhortó el lunes a sus partidarios a "salir a la calle" contra el poder, minutos después de una decisión judicial que lo mantiene detenido hasta el 15 de febrero y un día después de su regreso a Rusia desde Alemania.

"No tengan miedo, salgan a la calle, no por mí sino por ustedes, por su futuro", dice en un video divulgado en redes sociales. "No se callen, resistan, salgan a la calle" agregó desde la sala de audiencia. Su más estrecho colaborador, Leonid Volkov, anunció de inmediato la organización de "grandes manifestaciones en todo el país el 23 de enero".

Naciones occidentales han dicho a Rusia que podrían sancionar al país por su conducta y han pedido que libere inmediatamente a Navalny.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia rechazó rápidamente esos llamados y respondió que se ocuparan de sus propios asuntos.

"Respete el derecho internacional, no invada la legislación nacional de los estados soberanos y aborde los problemas en su propio país", escribió en Facebook la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova.

El caso de Navalny podría desencadenar nuevas sanciones contra Rusia, especialmente contra un proyecto de 11,600 millones de dólares para construir un gasoducto de Rusia a Alemania, y algunos países de la Unión Europea dicen que quieren que el bloque imponga rápidamente tales medidas.

Con información de AFP y EFE

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