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Las nuevas cuarentenas ponen en riesgo la recuperación económica en Sudamérica

El avance de los casos de coronavirus en varios países de la región y las nuevas medidas de confinamiento pueden ser devastadoras para miles de pequeñas y medianas empresas.
lun 18 enero 2021 05:04 AM
Buenos Aires
La frágil economía de Argentina ya no está en condiciones de repetir los niveles de asistencia a pymes y a las familias en 2021 como lo hizo al inicio de la pandemia.

BUENOS AIRES- Santiago Olivera estaba a un paso de consolidar su crecimiento como empresario gastronómico. En abril del año pasado planeaba sumar a su portafolio de 9 restaurantes propios en Buenos Aires el más ambicioso de sus emprendimientos: la inauguración del primer mercado gastronómico privado en la capital argentina. Sin embargo, la irrupción del coronavirus y la extensa cuarentena dispuesta por el gobierno para intentar evitar su propagación no solo truncaron esos sueños de expansión, sino que obligaron a Olivera a reducir el tamaño de sus negocios.

“Aguantamos un par de meses, pero no dio para más y tuvimos que cerrar 3 de los 9 restaurantes porque las deudas crecían mes a mes”, dice. “Para peor, no se nos permitió terminar la construcción del mercado gastronómico: mantener paralizada una obra de 2,500 metros cuadrados fue un golpe económico tremendo”.

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Lejos de los planes de crecimiento, Olivera ha venido apelando a todas las ayudas estatales disponibles para intentar mantener en pie lo que queda de sus negocios. Entre abril y diciembre del año pasado, la mitad de los salarios de sus empleados fueron abonados gracias al programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), un subsidio con el que el estado argentino pagó el 50% de los sueldos de más de 2 millones de trabajadores de empresas privadas durante los meses más duros del confinamiento.

Si bien desde fines de octubre los bares y restaurantes pudieron abrir en Buenos Aires con estrictos protocolos, el calvario de Olivera está lejos de haber terminado. El repentino incremento de los contagios en las últimas semanas volvió a encender las alarmas y ya se reimpusieron en la capital argentina algunas restricciones. En el caso de los locales gastronómicos, deben permanecer cerrados entre la 1 y las 6 de la mañana.

“Si se consolida la famosa segunda ola del coronavirus y se profundizan las medidas restrictivas, eso significará el cierre de más locales, más aún si se tiene en cuenta que no sabemos si seguiremos recibiendo la ayuda estatal”, dice Olivera.

La encrucijada argentina

El avance de la segunda ola de coronavirus podría convertirse en un golpe devastador tanto para Olivera como para miles de pequeñas y medianas empresas en Argentina. A diferencia de lo que sucedió el año pasado, la frágil economía argentina ya no está en condiciones de repetir los niveles de asistencia a pymes y familias en 2021.

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¿La razón? Sin ahorro fiscal ni acceso a los mercados de deuda, el gobierno de Alberto Fernández apeló a la emisión monetaria como única vía disponible para financiar un déficit fiscal primario que pasó del 0,5% del PIB en 2019 al 7% el año pasado. Pero esa estrategia ya mostró sus límites. La abundancia de pesos impulsó en 2020 un alza del 110% en la cotización de los dólares paralelos –el oficial está regido por un duro control de cambios- y las proyecciones de inflación para este año rondan el 50%.

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Para no profundizar aún más esos desequilibrios, el gobierno de Alberto Fernández decidió recortar gastos y, en ese marco, las partidas que fueron destinadas en 2020 al auxilio de empresas y familias durante la pandemia no fueron incluidas en el Presupuesto de este año. No obstante, el aumento de los contagios y una demora mayor a la estimada hace unos meses del proceso de vacunación están empujando al gobierno argentino a una encrucijada.

Si confirma la quita de subsidios en medio de nuevas restricciones, habrá una nueva ola cierres de empresas y comercios. Si, en cambio, recurre a más emisión monetaria para financiar gastos no previstos en el Presupuesto, los niveles de inflación podrían acelerarse aún más y, con eso, empujar a más personas por debajo de la línea de pobreza.

Al igual que en Argentina, los efectos de una segunda ola de coronavirus amenazan con asestar un duro golpe a las economías sudamericanas. Ante el aumento de los casos, en las últimas semanas la mayoría de los países del sur del continente han sumado nuevas restricciones, que van desde toques de queda nocturnos hasta cuarentenas segmentadas por regiones.

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Sin la expectativa de una vacunación masiva de la población en el corto plazo ante las dificultades de los gobiernos para cerrar acuerdos directos con las farmacéuticas y los problemas logísticos para asegurar la aplicación de las vacunas, la profundización de las restricciones podría poner en riesgo la proyectada recuperación en 2021, más aún si se tiene en cuenta que varios países sudamericanos ya hizo uso durante el año pasado de buena parte de las herramientas disponibles para sostener a sus economías.

"El avance de la segunda ola es preocupante porque recién estamos enfrentando los coletazos de la primera, que dejó en los países de la región aumentos de la deuda pública y del déficit fiscal", dice Eric Parrado, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington.

"La región cuenta con menos municiones que las que tenía antes de la primera ola y, en ese contexto, a algunos países se les va a ser muy complejo mitigar una segunda ronda de contagios dado el esfuerzo que ya hicieron en 2020".

Brasil, sin condiciones para repetir las ayudas

Brasil es uno de los casos más evidentes. Si se suman los impulsos fiscales y monetarios, el gigante sudamericano hizo el año pasado un esfuerzo equivalente al 12% del PIB, cuatro veces más que el realizado por México. Medidas como el otorgamiento a partir de abril del año pasado de un auxilio mensual de emergencia de 600 reales (unos 110 dólares) —desde octubre pasó a 300 reales— para todas las personas que perciben hasta medio salario mínimo permitieron amortiguar los impactos del confinamiento.

Pero la contracara de esa estrategia es que el déficit fiscal primario pasó del equivalente al 0.85% del PIB en 2019 a más del 10% el año pasado, al tiempo que la deuda pública saltó del 75.8% del PIB al 90.6% en el mismo período

"El gobierno desea repetir los estímulos del año pasado, sobre todo el auxilio de emergencia, pero las condiciones fiscales de Brasil no soportan una nueva ola de benevolencia fiscal sin que haya un recorte fuerte de los gastos y eso es difícil de lograr porque los gastos obligatorios por ley implican el 95% del total", dice Alex Agostini, economista jefe de la consultora Austin Rating, en Sao Paulo.

En cualquier caso, tampoco parece haber demasiado margen para impulsar a la economía a través de la política monetaria. Con una inflación anual del 4,5% en 2020, la tasa de interés de referencia en torno al 2% ya es claramente negativa en términos reales. De hecho, economistas advierten que nuevos recortes de la tasa no tendrían impacto sobre la economía y podrían generar una presión inflacionaria a largo plazo.

Con escasas herramientas disponibles, una segunda ola de coronavirus podría poner en jaque las proyecciones de un alza del 3.5% del PIB para este año. Frente a ese riesgo, será clave el resultado final del conflicto entre Bolsonaro y el opositor gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, en torno al plan de vacunación. El gobierno de São Paulo apuesta a la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinovac y el brasileño Instituto Butantan, pero Bolsonaro, un duro crítico de China, no solo se opone a esa jugada, sino que ha venido minimizando todos los esfuerzos de los estados para avanzar en la vacunación.

"Hay una pelea política que tiene trabado el proceso de vacunación y hay que tener en cuenta que en un país de 215 millones de habitantes ese proceso demoraría por lo menos hasta mayo para completarse", dice Agostini. “Sin espacio fiscal ni monetario, si la vacunación se posterga, las proyecciones de crecimiento para este quizás no se cumplan”.

Con margen de maniobra

Otros países sudamericanos, como Perú, Chile y Colombia, también han hecho un esfuerzo fiscal y monetario grande en 2020, pero, a diferencia de Argentina y Brasil, todavía cuentan con margen para repetir los estímulos este año. Sin embargo, la rápida propagación del virus durante las últimas semanas también pone en riesgo la recuperación económica proyectada. En el caso de Perú, el gobierno de Francisco Sagasti dispuso el toque de queda nocturno en varias regiones del país y la reducción del aforo en los centros comerciales, entre otras medidas, lo que abre interrogantes acerca de si podrá cumplirse la fuerte alza del 10% del PBI estimada para este año.

El panorama es similar en Chile, donde el gobierno de Sebastián Piñera volvió a la cuarentena estricta en regiones del país que albergan al 20% de la población. Esas restricciones podrían frenar la recuperación económica, pero hay factores que siguen jugando a favor: el consumo continúa con expectativas positivas dado el retiro de ahorros del año pasado, al tiempo que la economía chilena se alista para sacar provecho del incremento internacional del precio del cobre, su principal producto de exportación.

"Hay una carrera entre la vacuna y la segunda ola, y habrá que ver quién la ganará", dice Parrado. "De todos modos, a pesar de que las dos olas pueden tener el mismo efecto en materia sanitaria, eso no significa que la economía reaccione de igual forma: tuvimos un período de aprendizaje en términos de lidiar con el virus y, por eso, el impacto no será tan profundo como el que vimos en 2020, aunque las muy optimistas estimaciones de crecimiento para este año seguramente empezarán a tener algunos ajustes hacia abajo en las próximas semanas".

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