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Chile muestra que la vacunación contra el COVID-19 no es el fin de la pandemia

A pesar de ser el país con el ritmo de vacunación per capita más rápido del mundo, la nación sudamericana vive una nueva ola de contagios, debido a la relajación de otras medidas de prevención.
jue 08 abril 2021 06:26 PM
Chile es una paradoja para el mundo. Aunque ha vacunado a su población contra el COVID-19 más que ningún otra país en América Latina, vive una segunda ola de la pandemia, aun peor que la primera vivida en marzo de 2020.
Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en Chile están al borde del colapso. Desde hace semanas, la tasa de ocupación de este tipo de instalaciones está por encima del 95%.

Chile es una paradoja para el mundo. Aunque ha vacunado a su población contra el COVID-19 más que ningún otro país en América Latina, vive una segunda ola de la pandemia, aun peor que la primera vivida en marzo de 2020.

Esta nación ha observado uno de los ritmos de vacunación contra el COVID-19 más veloces en el mundo. Hasta finales de marzo, el país gobernado por Sebastián Piñera tenía el ritmo más rápido de vacunación per capita entre los países con poblaciones de al menos 1 millón de personas.

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El país sudamericano había administrado, hasta el 25 de marzo, un promedio diario de 1,299 dosis por cada 100,000 personas, según un análisis de la agencia Reuters de los datos de vacunación recopilados por Our World in Data de la Universidad de Oxford.

De acuerdo con la misma fuente, hasta el miércoles un 37.7% de la población chilena ha recibido al menos la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19, mientras que el 22.24% de la población ya ha recibido la segunda dosis.

Sin embargo, este éxito se vio opacado también en la última semana de marzo, cuando el gobierno chileno tuvo que cerrar sus fronteras y aplicó de nuevo cuarentenas a más del 80% de su población por un fuerte aumento de contagios y fallecimientos derivados de la enfermedad.

Cifras récord de contagios

En las últimas semanas, Chile ha presentado sus niveles más altos de contagios diarios desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020. El país sumó en las últimas 24 horas 8,195 casos nuevos, la cifra más alta de toda la pandemia, al tiempo que contabilizó este jueves 183 decesos, que dejan el balance total en poco más de 1 millón de contagios y 23,979 muertes desde que comenzó la crisis sanitaria.

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"El año pasado tardamos tres meses en subir el cerro y ahora llegamos a lo mismo, incluso más arriba, en apenas un mes", indicó al diario El País Gabriel Cavada, bioestadístico de la escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile.

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Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) están al borde del colapso. Desde hace semanas, la tasa de ocupación de este tipo de instalaciones está por encima del 95%. Este jueves se registró un nuevo máximo de pacientes ingresados en cuidados intensivos, 3,044, de los cuales 2,639 necesitan ventilación mecánica, y solo hay 189 camas (UCI) en todo el país.

"Estamos haciendo un trabajo sin precedentes para dotar de camas críticas a nuestra red de salud", alertó el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac.

La situación es de tal gravedad que el martes el Congreso de Chile aprobó una petición para retrasar una votación prevista para el 11 de abril, donde se elegirían a los miembros de la asamblea que redactará la nueva constitución del país.

La experiencia chilena es el ejemplo de que una rápida campaña de vacunación contra el COVID-19 no necesariamente es suficiente para evitar cuarentenas, dijo el lunes el máximo experto médico de Inglaterra, quien enfatizo que Reino Unido debe aplicar una estrategia cautelosa al levantar las restricciones.

Chris Whitty dijo que la experiencia de Chile contrastaba con la de Israel, y que no estaba claro si eso se debía a los plazos de inoculación, a las vacunas utilizadas, las interacciones con variantes del coronavirus o a otros factores.

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"Aún no sabemos (...) debemos aprender de aquellos países que están mucho más adelantados que nosotros en términos de ritmo de vacunación, o aquellos que resultan como casos clave", declaró.

"Esta es la razón por la que queremos hacer esto de una manera estable, porque pienso que Chile es un duro ejemplo de que no debemos asumir que el problema desaparecerá simplemente porque se ha vacunado a mucha gente", añadió.

El verano austral juega en contra

El aumento de casos en Chile ocurre en un momento en el que los contagios también repuntan en otros países sudamericanos, como Argentina y Brasil, y en el mundo en general, debido a las nuevas variantes del COVID-19, pero también a la relajación de las medidas de prevención, según ya ha advertido la Organización Mundial de la Salud.

El gobierno de Sebastián Piñera situó incorrectamente el riesgo del COVID-19 y tuvo un discurso triunfalista sobre el proceso de vacunación. Esto provocó que muchos chilenos sintieran una falsa sensación de seguridad, lo que puede explicar el aumento de casos y de hospitalizaciones.

“Cuando las tasas de transmisión son altas, la vacuna no frena de inmediato las nuevas infecciones”, dijo al New York Times Denise Garrett, epidemióloga del Instituto de Vacunas Sabin en Washington D.C. “Y con las nuevas variantes, que son más contagiosas, no es probable que veamos un gran impacto hasta que la gran mayoría de la población esté vacunada”.

Claudia Cortés, académica de la Universidad de Chile y vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología dijo a BBC Mundo que el levantamiento de estas restricciones hizo que mucha gente se confiara y relajara sus medidas de autocuidado, como el uso de cubrebocas y evitar los espacios concurridos.

"Lo que estamos viendo ahora en Chile es una situación similar a la que se vivió en Reino Unido a la vuelta de las vacaciones después del verano, en la se tuvo una segunda ola muy fuerte", explicó Cortés.

"El gobierno autorizó permisos especiales para salir de vacaciones y eso hizo que entre 4 y 5 millones de personas se movilizaran a distintas zonas que son las que hoy están con crisis muy extremas, con hospitales con las camas llenas, con porcentajes de positividad muy altos, en algunos casos mayores que la primera ola", dijo la especialista.

Para Mauricio Canelas, miembro de la plataforma ICOVID, en entrevista con El País, la reapertura de comercios y de colegios envió un mensaje equivocado a la población.

¿Qué sigue después de recibir la vacuna contra el COVID-19?

"Después del verano, en marzo se iniciaron las actividades prácticamente sin ninguna restricción. Las cuarentenas nunca fueron efectivas, la movilidad poblacional aumentó considerablemente", indicó.

Juan Carlos Said, máster en Salud Pública por el Imperial College de Londres, explicó a la BBC Mundo que Chile nunca tuvo un control muy efectivo de la pandemia.

“A diferencia de algunos países europeos o de Oceanía o Asia que lograron un descenso significativo después de la primera ola, en Chile lo que pasó fue que nos estabilizados en lo que llamaos una endemia alta, es decir, un número persistente de casos que nunca bajó”, señaló.

De acuerdo con el experto, si bien el país desarrolló una capacidad "muy significativa" para realizar pruebas de COVID-19 —una de las mayores en América Latina—, no fue muy efectivo en localizar los contactos de las personas contagiadas, lo que provocó que el virus continuara circulando.

"También hay una fatiga respecto a la pandemia y, si al comienzo la población fue muy adherente a las medidas y restricciones, la fragilidad económica y social del país y la elevada tasa de empleo informal, especialmente en las comunas más pobres, han hecho que las personas tengan que salir a trabajar a pesar de las restricciones a la movilidad", agregó.

¿La vacuna sirve para prevenir los contagios?

Eso no descarta que la vacunación sea una fuerte esperanza para poder acabar con la pandemia de COVID-19, aunque sea a mediano plazo.

Un estudio sobre la vacunación contra el COVID-19 en Chile mostró un 56.5% de efectividad para prevenir nuevos contagios.

El trabajo, realizado por la Universidad de Chile, considera el efecto combinado de las dos vacunas que se están aplicando actualmente en Chile: la de la farmacéutica china Sinovac, que representa el 93% de las dosis administradas hasta el momento, y la de la estadounidense Pfizer.

El estudio establece tres conclusiones sobre efectividad para prevenir nuevos contagios: entrega un 56.5% para aquellas personas que completaron más de dos semanas desde que recibieron las dos dosis; un 27.7% para quienes también recibieron ambas dosis pero que aún no superaban los 14 días desde la última aplicación, y de sólo un 3% (igual al margen de error) para quienes recibieron una sola dosis.

"Vacunarse disminuye muy significativamente la posibilidad de un contagio; no la elimina pero la disminuye mucho, por lo tanto hay que vacunarse", dijo el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, durante la conferencia de prensa virtual en la que se presentaron los resultados de este primer estudio.

Otro de los mensajes es que "la primera dosis de la vacuna no tiene después de cuatro semanas ningún efecto relevante". Por lo tanto, seis semanas después de vacunarse "para todos los efectos prácticos se está en la misma situación de vulnerabilidad ante un contagio de quien no se hubiera vacunado", agregó.

Los resultados son especialmente concluyentes en las curvas de nuevos contagios de las personas mayores de 70 años, quienes mayoritariamente completaron ya el esquema de vacunación, tras un proceso que arrancó de forma masiva en Chile el 3 de febrero pasado.

El estudio calcula que entre los mayores de 75 y 79 años se hubieran generado un 80% más de contagios en caso de no haberse aplicado la vacuna. El porcentaje baja a un 60% para edades entre 70 y 74 años.

Dudas sobre la inmunidad de rebaño

El estudio estima para la vacuna de Sinovac una efectividad del 54%, en línea con los resultados reportado por el Instituto Butantan de Brasil.

Para Pzifer, se tomaron en cuenta los datos entregados por Israel de una efectividad del 94%.

La similitud entre las cifras del estudio chileno y el brasileño sobre la efectividad de la vacuna Sinovac es un resultado alentador para los investigadores chilenos.

Esto ya que sugiere que no se ha visto afectada por una eventual circulación de nuevas variantes del virus en Chile, ya sea porque esa circulación todavía no es masiva o porque la vacuna no pierde efectividad con estas variantes.

El estudio, que se realizó en base a información pública del Ministerio de Ciencias de Chile, no pudo determinar sin embargo hasta qué punto las vacunas aplicadas en Chile sirven o no para prevenir hospitalizaciones por coronavirus, ya que aun no hay un cruce de datos entre personas vacunadas y quienes ingresan a los hospitales.

"Aunque se espera que sea más alto, se necesita información para confirmar que es así", afirmó uno de los autores del estudio, Alejandro Jofré.

El estudio indica también que en base a la efectividad de la vacuna Sinovac, el desafío de lograr la inmunidad de rebaño —prometida por el gobierno de Chile hacia fines de junio— es aún mayor.

"Lograr la inmunidad de rebaño será un desafío mayor que lo que es lograrla en países con vacunas que en promedio son más efectivas", dijo Eduardo Engel, otro de los autores de la investigación, explicando que mientras menos efectivas es una vacuna "hay que inmunizar a una mayor fracción de la población”.

La meta del gobierno chileno es vacunar a 15.2 millones de personas (80% de la población total del país) antes del 30 de junio.

Con información de AFP, EFE y Reuters

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