"Por ejemplo, lo que estamos haciendo ahora (con los embriones) no tiene aplicaciones inmediatas, las que se podrán ver llegarán recién en décadas", señala. Y recuerda además un ejemplo histórico: "cuando descubrieron la radiación no sabían para qué usarla, pero ahora la estamos utilizando para rayos X, contra tumores, para muchas cosas”.
Según Alejandro, "la diferencia entre México o América Latina e Israel no es la gente, no es que sean todos genios, creo que la inteligencia es la misma en todo el mundo, pero aquí tenemos muchísimas herramientas para hacer las cosas, las técnicas más nuevas y no hay limitaciones para poder llevar a cabo tus ideas porque no tienes dinero para hacerlo”.
"Es una diferencia muy crítica, es lo que hace que un instituto como el Weizmann sea tan reconocido a nivel mundial", afirma.
Otra diferencia que nota el científico mexicano es la existencia de una gran industria biotecnológica en Israel, que da trabajo a muchos investigadores de las universidades nacionales, la mayoría de las cuales tienen sus propias oficinas de patentamiento y de creación de startups.
Además, sigue Aguilera Castrejón, existe una importante diferencia en la "visión" de la gente, explica. "Aquí les gusta probar cosas e ideas nuevas, te dan la libertad de hacerlo, algo que en México no sucede”.
En este frente, "los israelíes son más flexibles, y aquí tampoco hay tanta diferencias de jerarquía entre los jefes de los laboratorios y los estudiantes, hay más retroalimentación entre ambas partes”.
"En México se marca más la jerarquía: tienes que hacer siempre lo que tu jefe dice, mientras que aquí es todo más debatible", señala el investigador, quien —de todas maneras— reconoce que, "en América Latina, como no hay tantos recursos, no te puedes dar el lujo de probar muchas cosas, tienes que hacer lo que se planea para los experimentos", porque el dinero no fluye.
Un modelo difícil de emular
—¿Se podría emular en México el modelo israelí para la ciencia?—
— Por supuesto. Pero hay que tener en cuenta que Israel es uno de los países que más invierte en ciencia, con alrededor del 4% del PBI, mientras que en México es apenas el 0.5%.—, dice Aguilera Castrejón.
Sin embargo, el actual gobierno México no ha mostrado interés en aumentar la inversión para la ciencia y la tecnología. Aunque había prometido que daría más recursos para el desarrollo científico, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha impulsado varios recortes en este presupuesto, alegando que había corrupción y malos manejos en esta cartera.
Ya desde 2019, durante los primeros meses de su gobierno, López obrador fue criticado por recortar el presupuesto en ciencia. Entonces, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) habría sufrido un recorte del 12%, como parte de las políticas de austeridad impulsada por la entonces nueva administración.
De acuerdo con la prestigiosa revista Science, en un artículo publicado en julio de ese año, esto obligó a varios Centros Públicos de Investigación a despedir a parte de su personal. Además, el gobierno de López Obrador busco restringir los viajes de científicos mexicanos al extranjero.
En mayo de 2020, a petición de López Obrador, la subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México envió un oficio a los titulares de los Centros Públicos de Investigación para que no ejercieran el 75% del gasto programado a las partidas 2,000 que corresponde a Materiales y Suministros y 3,000 a Servicios Generales.
"Ah, ¿porque son investigadores están exentos de cometer actos de corrupción?, está demostradísimo de que en el Conacyt había abusos como en cualquier otra parte", aseguró el presidente mexicano en una conferencia de prensa entonces.
Otro golpe para la ciencia en México fue la desaparición de 65 fondos para el desarrollo científico y tecnológico, que representaban un gasto de 24,956 millones de pesos mexicanos, aprobada junto a la desaparición de otros fideicomisos para la inversión en cultura y deporte por el Congreso mexicano—de mayoría oficialista— en octubre de 2020.
"Es importante permitir que los recursos que se han acumulado en estos fondos sirvan para los propósitos con los que fueron creados, que son apoyar prioritariamente 4,200 proyectos de investigación que están en desarrollo, actualmente en más de 200 instituciones de educación superior y, sobre todo, en instituciones públicas del país", pidió la diputada María Marivel Solís Barrera, de Morena, el partido del presidente. Pero su reserva fue desechada.
De acuerdo con el decreto aprobado por los legisladores mexicanos, el Conacyt deberá establecer los criterios y estándares que deberán tomarse en cuenta para el proceso de selección de beneficiarios de los recursos para actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico.
La ciencia lleva al desarrollo de los países, y por eso es importante invertir en ella. Y hacer que una parte más grande de la población se interese en la ciencia: los beneficios de todo esto son infinito.
Con información de Fernanda Hernández Orozco