Frente a esos márgenes cada vez más estrechos, Alberto Fernández emprendió a comienzos de mayo una gira por Europa en busca del apoyo de los gobiernos de España, Francia, Italia y Portugal, además del respaldo del Papa Francisco.
Con eso, no solo busca fortalecerse en las negociaciones con el FMI, sino también solicitar la refinanciación del vencimiento por 2,400 millones de dólares que Argentina tiene con el Club de París, una entidad conformada por un grupo de países desarrollados que presta dinero a las naciones con problemas financieros. Argentina deberá pagar el 30 de mayo; de no hacerlo, empezarán a correr desde esa fecha 60 días de gracia. De incumplirse el pago en ese período, el país incurriría en un nuevo default de su deuda.
En medio de tantas incertidumbres, la economía argentina está lejos de encontrar una salida a su eterno laberinto. Tras el derrumbe del 9.9% del PIB en 2020, se esperaba para este año una vigorosa recuperación.
Sin embargo, la lentitud con la que avanza el proceso de vacunación contra el COVID-19 —al 23 de mayo solo el 19.3% de la población había recibido una dosis y apenas el 5.3% el esquema vacunatorio completo— está obligando al gobierno a imponer nuevas restricciones ante el incremento de los contagios.
Con eso, las proyecciones de crecimiento para este año se vienen recortando a la baja y ahora rondan el 5.5%. A eso se suma una inflación que no cede: en los últimos doce meses el índice general de precios acumuló un incremento del 46.3%, con subas aún mayores en alimentos. Son impactos que siguen golpeando sobre un cuadro social alarmante que presenta al 42% de la población con ingresos por debajo de la línea de la pobreza.
"Argentina fue un país muy próspero a mediados del siglo pasado cuando tenía una economía autárquica, cerrada, proteccionista y desvinculada del mundo", dice el consultor en negocios internacionales Marcelo Elizondo, en Buenos Aires.
"Queda esa nostalgia por volver a aquellos años, pero eso es imposible porque el mundo cambió". Entre las añoranzas de aquel pasado y las urgencias del presente, el gobierno de Alberto Fernández negocia a contrarreloj un acuerdo con el FMI. De lograrlo o no, dependerá que Argentina vuelve a cerrar otro de sus círculos.