"No pensaba que nos fueran a mencionar, que la ley haya salido adelante me parece un milagro, es muy injusto que nos dejen atrás pero viendo como está el cuadro político en España, que no nos dejaran atrás, igual que a las migrantes y a los menores, era la única manera de sacar adelante la ley", afirma.
En ese sentido, reconoce el aporte del texto porque incluye "una de las cosas más vitales" para el colectivo: la autodeterminación.
"El término no binario es mucho más reciente y para la lucha trans era algo vital por los suicidios y la hormonación obligatoria que ha causado mucha disforia", añade con pocas esperanzas de que el trámite parlamentario pueda mejorar la ley: "sería maravilloso, pero creo que falta mucho tiempo para que se nos reconozca".
Dentro de la Unión Europea, los derechos de las personas trans siguen siendo muy variables.
En 2014, Dinamarca fue el primer país europeo que concedió el derecho a la autodeterminación de la identidad de las personas transgénero.
Francia, que se convirtió en 2010 en el primer país en el mundo en sacar la transexualidad de la lista de enfermedades psiquiáticas, autoriza desde 2017 la modificación del estado civil sin tener que "justificar tratamientos médicos, operación quirúrgica o esterilización", pero a través de un proceso en los tribunales.
Según la Asociación Internacional Lesbiana y Gay (ILGA), al menos 25 Estados miembros de la ONU "autorizan el reconocimiento jurídico del género sin exigencias prohibitivas”.
En algunos países, los procesos administrativos o judiciales pueden durar años e incluir la obligación de un diagnóstico psiquiátrico, un tratamiento hormonal, una operación de reasignación sexual o una esterilización. Una situación criticada por las organizaciones de defensa de los derechos humanos y de LGTB+.
Sólo una quincena de naciones permiten a las personas transgénero modificar su estado civil con una simple declaración.
Con información de AFP y EFE