"Tener una buena perspectiva (sobre esta cantidad de dólares) instauraría la confianza y nos permitiría avanzar en otros temas”.
"Podemos esperar un sentimiento de emergencia y, quizá, una posición más firme de los países" del Sur, considera Alden Meyer, del círculo de reflexión E3G. Y un "paquete de solidaridad creíble" sería "un factor clave" para progresar en las negociaciones.
Varios actores y expertos estiman que esta cantidad de 100,000 millones de dólares es insuficiente y se ha quedado obsoleta, ya que los efectos del calentamiento global se han acelerado, provocando fenómenos catastróficos como sequías, gigantescos incendios forestales, huracanes, inundaciones…
Y si se compara con los billones de dólares destinados a relanzar la economía tras la pandemia del COVID-19, esta cantidad parece minúscula. Unos programas de recuperación económica criticados, además, por su falta de ambición ecológica.
El cuarto objetivo es la colaboración conjunta de todos los países para frenar el cambio climático. Para lograrlo, durante la COP26 se intentará concluir el Rulebook de París, las reglas operativas que hacen que el Acuerdo de París sea operativo.
El Acuerdo de París
El Acuerdo de París firmado en la COP21 de 2015 estableció que “cada país debía auditar los Gases de Efecto Invernadero (GEI) que emite”, y por otro lado que los firmantes se comprometían a seguir “un calendario de reducción de emisiones en la medida de sus posibilidades”, indicó el el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), Fernando Valladares, a la agencia EFE.
Sin embargo, este acuerdo “fue agridulce” porque aunque “se logró firmar el objetivo de no sobrepasar un ascenso térmico de 1.5 grados respecto a los niveles preindustriales”, el acuerdo “no era vinculante y no contemplaba repercusiones legales para los países que no cumplieran sus promesas”, lamenta Valladares.