Washington ha acusado a Rusia de concentrar tropas cerca de la frontera con Ucrania para intimidar al aspirante a entrar en la OTAN, sugiriendo que podría ser una repetición de lo que Moscú hizo en 2014, cuando arrebató la península de Crimea en el Mar Negro a Ucrania.
Washington dice que Occidente está preparado para imponer duras sanciones si Rusia invade.
El Kremlin ha rechazado la idea de que sus fuerzas estén preparadas para invadir como alarmismo y ha dicho que se mueven por su propio territorio con fines puramente defensivos.
Para Moscú, el creciente acercamiento de la OTAN a una antigua república soviética vecina —y la posibilidad de que misiles de la alianza en Ucrania apunten contra Rusia— es una "línea roja" que no permitirá que se cruce.
Putin ha exigido garantías de seguridad jurídicamente vinculantes de que la OTAN no se expandirá más hacia el este ni colocará sus armas cerca del territorio ruso; Washington ha dicho repetidamente que ningún país puede vetar las esperanzas de Ucrania en la OTAN.
"No acepto las líneas rojas de nadie", dijo Biden el viernes.
Andrey Kortunov, jefe del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, cercano al Ministerio de Asuntos Exteriores, dijo que era poco probable que las posiciones se reconcilien.
"Lo único en lo que probablemente puedan estar de acuerdo —si resulta ser una buena conversación— es en que todos los que participan directa o indirectamente en la situación deben demostrar moderación y compromiso para desescalarla. Pero, por lo demás, no veo cómo Biden puede prometer a Putin que la OTAN no irá al este".