China también compra un 10% de las exportaciones de la UE, siendo un mercado clave, especialmente para la industria alemana.
Bajo el impulso de Berlín, la UE y China firmaron a finales de 2020 un ambicioso acuerdo de inversiones.
Pero su ratificación está congelada por las sanciones de la UE para castigar los trabajos forzados en la región china de Xinjiang, negadas por Beijing, y las represalias del régimen comunista contra parlamentarios e investigadores europeos.
Y a ello se ha unido recientemente el bloqueo de China a las importaciones de Lituania después de que este país báltico permitiera la apertura de una representación oficial de Taiwán en este país.
"El peligro es que China 'sobrevenda' su neutralidad para obtener concesiones, como la reanudación de las negociaciones sobre el acuerdo de inversiones", advierte Valérie Niquet, de la Fundación para la Investigación Estratégica.
Una idea "ilusoria"
El miércoles, de visita en Beijing, el jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov obtuvo una reafirmación de la amistad "ilimitada" de los dos países frente a Estados Unidos en nombre de un nuevo "orden mundial multipolar", una visión que aviva la inquietud en Occidente ante la emergencia de un bloque "autoritario" hostil.
"La idea de desvincular China de Rusia es ilusoria: cuando la guerra en Ucrania se termine, la atención de Estados Unidos volverá prioritariamente y no con un espíritu amistoso a China, que por ello tiene interés en mantener su cooperación" con su vecino, opina Sylvie Bermann, exembajadora francesa en Moscú y Beijing.