Una nueva oleada de ataques de extremistas islámicos suicidas en el territorio israelí, que dejó hasta ahora once muertos —-además de los agresores—, está devolviendo al país al traumático ambiente de fines de los años 90, cuando eran comunes los atentados contra autobuses y restaurantes, y llevó al primer ministro, Naftali Bennett, a sugerir a sus compatriotas que, "quien tenga licencia para portar un arma, este es el momento de llevarla encima”.
Tampoco es que hiciera falta el llamado de Bennett, ya que es habitual que los ciudadanos comunes circulen por las calles, hagan sus compras y vayan al cine cargando sus pistolas, que aprendieron a usar, varones y mujeres, durante sus años de servicio militar en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).