Su exministro de Infraestructura Tarcisio Freitas, que participó en mítines en motocicleta con Bolsonaro, ganaba la mayoría de los votos para gobernador de Sao Paulo, el estado más grande de Brasil, y se enfrentará al aliado de Lula, Fernando Haddad, en una segunda vuelta el 30 de octubre.
Bolsonaro se jactó de haber contribuido a la elección de ocho gobernadores en forma directa, con la esperanza de elegir a otros ocho en la segunda vuelta.
"Esta es la mayor victoria de los patriotas en la historia de Brasil: el 60% del territorio brasileño será gobernado por quienes defienden nuestros valores y luchan por una nación más libre", publicó en Twitter.
Lula dio un giro optimista al resultado, diciendo que esperaba con interés otro mes de campaña y la oportunidad de debatir con Bolsonaro cara a cara.
Nicolau dijo a la AFP que "una pequeña parte de los brasileños es extremista, pero el bolsonarismo es sobre todo un movimiento de expresión del conservadurismo del país", en reemplazo de partidos tradicionales de centroderecha como el PSDB, del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2001).
"El PSDB era un partido de élites, con muy poca penetración en el tejido social. Ahí es donde Bolsonaro marca la diferencia: es un verdadero líder popular, como hace tiempo no tiene la derecha brasileña", agrega Mayra Goulart, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.
El bolsonarismo está particularmente arraigado en el electorado evangélico, sensible a su discurso ultraconservador y su lema de campaña "Dios, patria y familia”.
Con información de AFP y Reuters