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¿En qué consiste el concepto de “pérdidas y daños”, clave para la COP27?

Uno de los puntos más complejos en las negociaciones climáticas que se llevan a cabo en Egipto es el financiamiento para cubrir los efectos catastróficos del cambio climático.
jue 17 noviembre 2022 05:04 AM
pérdidas y daños COP27
La mayoría de los países miembros de la COP, agrupados en el denominado G77, liderado actualmente por Pakistán, consideran en cambio que sí cabe hablar de compensaciones, y que hay que entregarlas lo antes posible.

Los efectos del cambio climático se han sentido con una enorme fuerza este año. Desde las olas de calor y sequía en Europa y Sudamérica, hasta las lluvias e inundaciones en Pakistán y China, nadie puede negar que las consecuencias del calentamiento global son catastróficos.

Los países más afectados por este tipo de eventos han hecho que el concepto de “pérdidas y daños” haya sido uno de los temas centrales de la COP27, la cumbre climática que se celebra en Sharm el Sheik, Egipto hasta el próximo viernes.

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¿A qué se refiere este concepto y por qué se han convertido en el punto más difícil de las negociaciones en Egipto? A continuación, explicamos lo que sabemos sobre el tema.

¿Qué son las “pérdidas y daños”?

“Pérdidas y daños” es un término general usado en las negociaciones climáticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para referirse a las consecuencias del cambio climático que van más allá de lo que las personas pueden adaptarse, o cuando existen opciones, pero la comunidad no tiene recursos para acceder a ellas.

Este término incluye tanto las pérdidas económicas —viviendas, tierras cultivables o negocios—, como las no económicas, que incluyen la muerte de personas, la pérdida de sitios culturales y de biodiversidad.

Las pérdidas no económicas pueden ser las más devastadoras, como el costo incalculable de perder a miembros de la familia, la desaparición de culturas y formas de vida, o el trauma de verse obligado a emigrar de su hogar ancestral.

“Las pérdidas no económicas pueden ser las más devastadoras, como el costo incalculable de perder a miembros de la familia, la desaparición de culturas y formas de vida, o el trauma de verse obligado a emigrar”, señala el Instituto Mundial de Recursos (WRI, por sus siglas en inglés).

Las pérdidas y daños son resultado de eventos climáticos extremos —como ciclones, sequías y olas de calor—así como de cambio más lentos —como el aumento del nivel del mar, la desertificación, el derretimiento de los glaciares, la degradación de las tierras y la acidificación de los océanos—.

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¿A cuánto ascienden las pérdidas y daños?

Desde 2000, más de 4,000 millones de personas han sido impactadas y más de 2.9 billones de dólares de han perdido por solo por desastres atribuibles a eventos climáticos extremos, de acuerdo con el WRI.

“Las pérdidas y daños son y seguirán siendo más perjudiciales para las comunidades vulnerables, por lo que abordar el problema es una cuestión de justicia climática”, indica el instituto.

Entre 2000 y 2020, las 55 economías más vulnerables al clima sufrieron pérdidas económicas de más de 500,000 millones de dólares, de acuerdo con un informe publicado con Loss and Damage Collaboration. Esta cantidad podría aumentar otros 500,000 millones en la próxima década, de acuerdo con la misma fuente, citada por la BBC Mundo.

El Banco Mundial calcula que alrededor de 1.7% del PIB se pierde cada año debido a los desastres relacionados con el clima”.

¿Desde cuándo este concepto forma parte de las negociaciones climáticas?

El concepto pérdidas y daños aparece por primera vez en las conversaciones climática de la ONU en 2007, como parte de Plan de Acción de Gail pero fue hasta 2013que el asunto ganó tracción en las negociaciones. Entonces, las parte firmaron el Mecanismo Internacional de Daños y Pérdidas, pata evitar, minimizar y abordar las pérdidas y daños.

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Este mecanismo recibió el mandato de compartir los conocimientos y fortalecer los diálogos entre las partes interesadas, así como movilizar la experiencia para mejorar la acción en la materia.

En Artículo 8 del Acuerdo de París, negociado y aprobado en 2015 durante la COP21, se reconoce la importancia de "evitar, minimizar y abordar las pérdidas y daños asociados con los efectos adversos del cambio climático”, pero no ha habido claridad sobre los mecanismos de financiación para alcanzar este objetivo.

En la COP26, una gran coalición de países vulnerables al cambio climático abogó por la creación de una nueva instalación financiera o fondo dedicado a pérdidas y daños. Su súplica urgente nació de la frustración con la respuesta inadecuada del mundo a la crisis climática, incluida la falta de nuevos compromisos lo suficientemente ambiciosos para limitar el aumento de la temperatura a 1.5 grados.

Esta propuesta de financiación de pérdidas y daños fue rechazada por los países desarrollados.

En cambio, en la COP26, los países establecieron un Diálogo de Glasgow de dos años para discutir posibles arreglos para la financiación de pérdidas y daños y acordaron poner en funcionamiento y financiar la Red de Santiago sobre Pérdidas y Daños (SNLD), cuyo objetivo es proporcionar a los países en desarrollo asistencia técnica para abordar las pérdidas y daños.

¿Qué se ha discutido en la COP27?

En el primer día de negociaciones de la COP27, tras una tensa negociación, los países llegaron a un acuerdo sobre la agenda para incluir el tema del otorgamiento de financiamiento para abordar pérdidas y daños.

No se trata de indemnizar a los países pobres, insisten los naciones industrializadas, que son las que históricamente han emitido masivamente los gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático.

La mayoría de los países miembros de la COP, agrupados en el denominado G77, liderado actualmente por Pakistán, consideran en cambio que sí cabe hablar de compensaciones, y que hay que entregarlas lo antes posible.

Pero que se vaya a hablar de "daños y pérdidas" en Sharm el Sheik no significa que vaya a crearse ese fondo. Los países tienen aún dos años para seguir negociando.

La desconfianza reina, sobre todo cuando los países industrializados siguen sin cumplir con el objetivo de movilizar 100,000 millones de dólares anuales para ayudar a los pobres a recortar sus emisiones y también a adaptarse a los efectos del cambio climático.

Sin embargo, un avance importante ocurrió este miércoles, cuando la COP27 acordó poner en marcha la Red de Santiago, que proveerá de asistencia técnica en pérdidas y daños a los países en desarrollo, los más vulnerables ante la crisis climática.

La decisión adoptada la tarde del miércoles supone hacer operativa la iniciativa que se estableció a finales de 2019, en la COP25 de Chile que tuvo lugar en Madrid.

La activación de esta Red forma parte de las demandas expresadas por los estados más afectados por los impactos del calentamiento global, al que se calcula que solo han contribuido cerca de un 5%.

Respecto a la financiación de un mecanismo de pérdidas y daños -por el que compensar a los países vulnerables tras sufrir fenómenos relacionados con el calentamiento-, continúan las negociaciones entre bloques.

Entre otras cuestiones, deben decidir cómo se canalizarían las aportaciones económicas, si se hará mediante un nuevo fondo ad hoc o mediante alguno de los instrumentos que ya existen dentro de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, para lo que las partes se han propuesto un margen de dos años.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, avanzó que, aunque los estados de la Unión Europea son "conscientes" de la necesidad de un mecanismo de pérdidas y daños, la propuesta planteada por los países en desarrollo —el llamado G77— y por China "no nos llevará donde debemos estar", dijo.

En un encuentro con la prensa en la COP27 de Sharm el Sheij, Timmermans rechazó, por ejemplo, que la propuesta del G77 y de China "parte de una situación de hace 30 años, de 1992, y no de 2022", lo que dejaría fuera de la contribución a las ayudas a países que "han crecido enormemente" desde entonces y "hoy tienen un enorme potencial financiero", algo que según el vicepresidente sería “inaceptable".

"Si China es una de las mayores economías en el planeta, con mucha fuerza financiera", precisó Timmermans, "¿por qué no se les puede hacer corresponsables de la financiación de los daños? En 1992 había un razonamiento detrás de esto que podía seguir, pero no en 2022".

Por otro lado, destacó el punto de fricción principal que ha dividido a grupos negociadores en la cuestión de pérdidas y daños: la creación de un fondo ad hoc para movilizar las ayudas destinadas a compensar a los países más afectados por los impactos climáticos, consecuencia de una situación a la que apenas han contribuido.

En este sentido, Timmermans alegó que la UE "está abierta" a la creación de un nuevo fondo pero "con las condiciones determinadas" y abogó en cualquier caso por empezar a financiar pérdidas y daños "inmediatamente" a través de los fondos ya existentes a fin de agilizar el proceso.

"Si se empieza a hablar ahora sobre la creación de un fondo, todos sabemos que eso lleva años, y queremos empezar a financiar ahora", arguyó.

"No queremos que la discusión del fondo bloquee el armamento de los instrumentos que ya tenemos con el dinero que podemos poner sobre la mesa ahora" dijo, e instó a los países a "ser pragmáticos" en lugar de presentar esta cuestión de un fondo especial "como una especie de panacea, como solución a todos nuestros problemas”.

Con información de AFP, Reuters y EFE

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