La decisión adoptada la tarde del miércoles supone hacer operativa la iniciativa que se estableció a finales de 2019, en la COP25 de Chile que tuvo lugar en Madrid.
La activación de esta Red forma parte de las demandas expresadas por los estados más afectados por los impactos del calentamiento global, al que se calcula que solo han contribuido cerca de un 5%.
Respecto a la financiación de un mecanismo de pérdidas y daños -por el que compensar a los países vulnerables tras sufrir fenómenos relacionados con el calentamiento-, continúan las negociaciones entre bloques.
Entre otras cuestiones, deben decidir cómo se canalizarían las aportaciones económicas, si se hará mediante un nuevo fondo ad hoc o mediante alguno de los instrumentos que ya existen dentro de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, para lo que las partes se han propuesto un margen de dos años.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, avanzó que, aunque los estados de la Unión Europea son "conscientes" de la necesidad de un mecanismo de pérdidas y daños, la propuesta planteada por los países en desarrollo —el llamado G77— y por China "no nos llevará donde debemos estar", dijo.
En un encuentro con la prensa en la COP27 de Sharm el Sheij, Timmermans rechazó, por ejemplo, que la propuesta del G77 y de China "parte de una situación de hace 30 años, de 1992, y no de 2022", lo que dejaría fuera de la contribución a las ayudas a países que "han crecido enormemente" desde entonces y "hoy tienen un enorme potencial financiero", algo que según el vicepresidente sería “inaceptable".