El exsindicalista de izquierda anunció que como parte de su política climática creará un ministerio de Pueblos Originarios, pues dijo que es una medida de justicia, para que los indígenas "no sean tratados como bandidos" y sean socios y beneficiarios de una nueva política a la que contribuirán con sus propias propuestas.
Recibido con vítores y aplausos por centenares de personas a su llegada a la conferencia en Sharm el Sheij, Lula aseguró que librará una "lucha muy fuerte" contra la deforestación y que hablará "mucho" con los pueblos indígenas.
"Vamos a acabar con el proceso de degradación que están viviendo nuestros bosques tropicales", proclamó.
"Brasil está de vuelta", aseguró el líder izquierdista, de 77 años, rodeado de gobernadores de la cuenca amazónica. "Brasil no puede estar aislado como lo estuvo en los últimos cuatro años", martilleó.
No puede haber "seguridad climática en el mundo sin una Amazonía protegida", declaró luego en otro acto abarrotado de gente, entre ellos el propio presidente en ejercicio de la COP27, el canciller egipcio Sameh Shukri.
Brasil concentra el 60% de la Amazonía, uno de los mayores sumideros de CO2 del planeta, repartido entre nueve países y fundamental en la lucha contra el cambio climático.
Lula anunció que su "primera iniciativa" será reunir a esos países, en el marco del Tratado de Cooperación Amazónica, para que puedan hablar del "desarrollo integral de la región, con inclusión social y mucha responsabilidad climática”.