Arabia Saudita, que rompió relaciones con Damasco en 2012 y apoyó a la oposición a inicios del conflicto, prometió ayuda, incluso para las zonas controladas por el gobierno.
Catar, que fue acusado de financiar la oposición armada a Asad y que aún no normaliza sus relaciones, también prometió ayuda.
El terremoto podría también acelerar el acercamiento en curso desde hace unos meses entre Siria y Turquía, cuyo gobierno apoya a los rebeldes en el noroeste del país, según Lund.
"Ambos países tienen ahora un problema común, que va más allá de las fronteras y los desacuerdos políticos", dijo.
Ayuda occidental
Los esfuerzos del régimen sirio para romper su aislamiento no se limitan al mundo árabe.
Para Damasco la guerra civil es el resultado de un complot fomentado por los occidentales, que buscan derrocar al régimen sirio, y la crisis económica es la consecuencia de las sanciones internacionales impuestas desde 2011.
Pero el embajador sirio en la ONU dijo el lunes que su país estaba dispuesto a "trabajar con quienes quieren ayudar a Siria".
La cancillería siria agregó que el gobierno estaba dispuesto a "facilitar" la llegada de ayuda de organizaciones internacionales.
Siria solicitó asimismo la ayuda de la Unión Europea. Y Estados Unidos dijo que está trabajando con oenegés locales en Siria para ayudar a las víctimas.
"Los fondos irán al pueblo sirio, no al régimen", aseguró el jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken.