"Es uno de los últimos lugares que quisiéramos contemplar y nadie se siente cómodo dando este paso tan drástico", apuntó.
La llegada de 65,000 inmigrantes a Nueva York desde el pasado agosto ha tensionado los servicios públicos de la ciudad, que trata de proveer alojamiento, escuela, alimentación y servicios médicos mínimos a los recién llegados.
La habilitación de gimnasios como albergues ya se ha comenzado a hacer desde ayer, y hoy los padres protestaron en dos de las escuelas afectadas, una en Willamsburg y otra en Sunsent Park, ambas en el condado de Brooklyn, adonde parecen dirigirse los esfuerzos del municipio después de haber utilizado principalmente la opción de hoteles "ad hoc" en Manhattan.
"No es que estemos contra la inmigración, solo que esto no se planeó correctamente", dijo la madre Aramis Rosa a la cadena CBS, en referencia a que se ha tratado de una decisión muy poco transparente y la Alcaldía solo ha salido a dar explicaciones parciales una vez que la prensa destapó este nuevo uso de las instalaciones escolares.
Otra madre identificada como Destiny Martin dijo incluso que sacó a su hijo de 11 años de la escuela 188 en cuanto supo que los inmigrantes dormían en el gimnasio adyacente. "No sabemos nada de su historia anterior, solamente que son inmigrantes, y eso es muy triste", se justificó en declaraciones al portal Gotamist.