Estas son las claves que explican el aumento de tensión en Kosovo, donde viven unos dos millones de albaneses étnicos y unos 80,000 serbios.
¿Por qué estallaron los disturbios?
Los serbios, mayoritarios en cuatro ciudades del norte de Kosovo, boicotearon las elecciones municipales de abril a petición de Lista Serbia, su principal partido, muy cercano a Belgrado.
Pese al boicot, los alcaldes albaneses fueron elegidos a pesar de una participación de solo el 3.5%.
El gobierno de Kosovo organizó estas elecciones para llenar el vacío dejado por la renuncia masiva en noviembre de los serbios que ocupaban cargos en las instituciones comunes locales.
Cientos de policías serbios integrados en la policía de Kosovo, así como jueces, fiscales y otros funcionarios, abandonaron sus puestos para protestar contra la decisión del gobierno de Pristina, ahora suspendida, de prohibir a los serbios que viven en Kosovo el uso de matrículas de coche emitidas por Belgrado.
Pese a los llamamientos a la moderación de la Unión Europea y Estados Unidos, el gobierno kosovar ratificó a esos ediles la semana pasada, desatando la crisis actual.
La tensión en el norte del territorio comenzó el viernes 26 de mayo, cuando los serbios bloquearon el acceso de los ediles a los ayuntamientos y la policía kosovar les abrió paso a la fuerza, algo que fue criticado por Estados Unidos, el principal valedor de Kosovo.