Los productos difieren de los sustitutos vegetales, como las hamburguesas de soja, que imitan la textura y el sabor de la carne pero no contienen proteínas animales.
Eat Just fue la primera compañía en ser autorizada a fabricar carne artificial, en Singapur en 2020.
Aunque triunfar en el mercado general de la carne de laboratorio es complicado y caro, algunas firmas han puesto sus miras en la comida para mascotas, cuyos consumidores son menos exigentes.
Bond Pet Foods, empresa emergente de Colorado, crea proteínas animales a partir de un proceso de fermentación microbiana para alimentar perros.
¿Ambientalmente sana? Tal vez no
Crear carne en un laboratorio consiste primero en extraer células de un animal vivo o de un óvulo fecundado, para generar un banco celular que pueda conservarse congelado durante décadas. Esas células se desarrollan en tanques de acero donde se alimentan con nutrientes similares a los que comerían los animales.
Semanas después, el producto resultante se "cosecha" y se moldea como filetes de pollo o satay.
Aunque este tipo de carne es presentado como una alternativa respetuosa con el medio ambiente, investigadores de la Universidad de California en Davis se opusieron en un estudio publicado el mes pasado, que aún no ha sido revisado por expertos.
Consideraron que el impacto ambiental de la carne creada es probablemente superior, al menos en el caso de la carne vacuna, en función de los métodos de producción. Esto se debería a la energía requerida y a los gases de efecto invernadero emitidos en todas las etapas de producción.
Uno de los factores más significativos es el uso de "medios de crecimiento purificados" o los ingredientes utilizados para ayudar a las células animales a multiplicarse mediante métodos similares a los de las empresas de biotecnología para fabricar productos farmacéuticos.