"Es un momento histórico para todos nosotros, impensable", dijo ante sus seguidores Victoria Villarruel, candidata a la vicepresidencia por La Libertad Avanza.
En la reñida primaria de la oposición de centroderecha, hasta ahora favorita para las elecciones presidenciales, la exministra Patricia Bullrich, que representa al ala más radical de la coalición Juntos por el Cambio, lograba el 17% de los sufragios frente al 10.6 del alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.
La alianza oficialista de centroizquierda, liderada por el ministro de Economía, Sergio Massa, lograba el 25.8% de los votos.
El desencanto con la política clásica disparado por una inflación anual del 116% y una pobreza cercana al 40% mejoró las posibilidades de Milei, cuyo potencial concreto se conocerá en estas elecciones conocidas localmente como PASO.
"Para el oficialismo y para la oposición clásica, para Juntos por el Cambio, para la política clásica, para los partidos clásicos, me parece que el hartazgo es sanguíneo y se expresó", destacó la analista Shila Vilker, directora de la encuestadora Trespuntozero.
El resultado ha sido inesperado incluso para analistas políticos y encuestadores, a quienes se les volvió difícil cuantificar el desempeño de Milei.
El futuro presidente se encontrará con un desolador panorama financiero: la escasez de divisas ha dejado vacías las arcas del banco central y el país mantiene hace años una deuda de 44,000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"No tengo ninguna expectativa de cambio. Ganas sí, pero expectativa ninguna. Pienso que siempre es lo mismo, la misma gente, salvo alguno que otro siempre son los mismos", dijo Gastón, un hombre de 41 años dueño de una empresa de servicios gráficos en los suburbios de Buenos Aires.
Según la mayoría de los sondeos, la competencia electoral acabaría por definirse en un balotaje en noviembre, ya que ningún postulante parece arrastrar suficientes votos como para lograr la presidencia en la primera rueda del 22 de octubre.