"Lo que me importa por encima de todo es tener a alguien en el poder que defienda nuestros derechos", afirma Goldsmith, un sexagenario de barba blanca, que porta una kipá.
Goldsmith considera que el ataque de los milicianos islamistas, que según el balance israelí mataron a 1,200 personas y secuestraron a unas 240, no es atribuible a un fracaso del gobierno.
El origen del problema, asegura, remonta a la "terrible tragedia" de 2005, cuando Israel se retiró unilateralmente de ese territorio palestino, donde vivían unos 8,000 colonos israelíes.
"Parte del problema era que ya no estábamos presentes ahí", dice Moshe Goldsmith, padre de cinco hijos y abuelo de 10 nietos.
"Si no estás en el lugar, no sabes lo que está pasando" y esa es la razón, sostiene, de los errores de la inteligencia israelí para prever el ataque del 7 de octubre.
Según él, la mejor manera de proteger a Israel es continuar la construcción de colonias en Cisjordania, ocupada desde 1967, donde viven 490,000 colonos en medio de una población palestina de unos 3 millones de habitantes.
En Itamar, que se acaba de ampliar con la aprobación del gobierno, los proyectos de construcción continúan pese a que, como todas las colonias, es ilegal, según el derecho internacional.
Itamar, fundada hace 40 años, ha sido escenario de ataques palestinos que mataron a 16 personas a lo largo de las décadas, según datos oficiales israelíes.