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Belén renuncia a celebrar la Navidad en medio de la guerra

Las operaciones militares de Israel en la Franja de Gaza contra el grupo Hamás han afectado también a Cisjordania, donde de encuentra esta ciudad, lo que ha ahuyentado a los turistas.
vie 22 diciembre 2023 05:04 AM
Una vista aérea muestra el minarete de una mezquita y la plaza vacía fuera de la Iglesia de la Natividad en la ciudad bíblica de Belén, el 20 de diciembre de 2023, antes de Navidad en medio de las batallas en curso entre Israel y el grupo militante palestino Hamas en la Franja de Gaza.
La Plaza del Pesebre de Belén, un gran espacio pavimentado frente a la Iglesia de la Natividad que suele servir de centro neurálgico de las celebraciones navideñas, estaba tranquila y casi vacía.

Belén suele vivir su periodo más ajetreado durante la Navidad, pero este año la guerra ha ahuyentado a turistas y peregrinos de la ciudad palestina, dejando desiertos hoteles, restaurantes y tiendas de recuerdos.

"Normalmente está lleno de turistas", dice a la agencia AFP Abod Suboh en su tienda en la ciudad. Sin embargo este año no hay peregrinos que visiten este sitio donde, de acuerdo con la tradición cristina, Jesús nació.

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"La guerra lo detuvo todo", dice a la agencia francesa este comerciante de 30 años que vende bufandas y bolsos, en alusión a los bombardeos y los combates entre el ejército israelí y el movimiento islamista palestino de la Franja de Gaza.

Desde el 7 de octubre, los titulares mundiales han estado dominados, primero, por las noticias sobre los ataques de Hamás —el grupo islamista que controla la Franja de Gaza desde 2007— al sur de Israel, y después, por el asalto militar israelí en este enclave palestino y el aumento de la violencia en Cisjordania, donde se encuentra Belén.

Los bombardeos israelíes en Gaza han dejado más de 20,000 muertos y más de un tercio de los son niños. En Cisjordania también se ha recrudecido la violencia, con casi 300 palestinos muertos a manos de las fuerzas israelíes o de colonos desde el 7 de octubre, según las autoridades palestinas.

Los empresarios de Belén aseguran que en medio de este conflicto, nadie está viendo a esta ciudad.

"No tenemos invitados. Ni uno", dijo a Reuters Joey Canavati, propietario del Hotel Alexander, cuya familia ha vivido y trabajado en Belén durante cuatro generaciones. "Es la peor Navidad de todas. Belén está cerrada por Navidad. No hay árbol de Navidad, ni alegría, ni espíritu navideño”.

Situada al sur de Jerusalén, Belén depende en gran medida de los ingresos y puestos de trabajo de los visitantes de todo el mundo que acuden a ver la Iglesia de la Natividad, que según los cristianos se encuentra en el lugar donde nació Jesús.

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Canavati dijo que antes del 7 de octubre su hotel estaba lleno para Navidad, hasta el punto de que estaba buscando habitaciones en otros lugares de la ciudad para ayudar a la gente que no podía alojar.

Desde que empezó la guerra, todo el mundo canceló, incluidas las reservas para el año que viene. "Todo lo que recibimos por correo electrónico son cancelaciones y más cancelaciones", señaló.

En una declaración del 10 de noviembre, los jefes de las iglesias de Tierra Santa expresaron su solidaridad con las personas atormentadas por "el incierto destino de sus seres queridos", una posible referencia a las familias y amigos de unas 240 personas tomadas como rehenes por Hamás y mantenidas en su mayoría incomunicadas.

El papa Francisco llamó el domingo a no olvidar a los que "sufren en la guerra, en Ucrania, en Palestina, En Irsael y en otras zonas de conflicto", en su la oración del Ángelus. "Que la proximidad de la Navidad refuerce nuestro compromiso en abrir caminos de paz", añadió.

La iglesia de la Natividad en silencio

La Plaza del Pesebre de Belén, un gran espacio pavimentado frente a la Iglesia de la Natividad que suele servir de centro neurálgico de las celebraciones navideñas, estaba tranquila y casi vacía, al igual que las calles cercanas, donde la mayoría de las tiendas de recuerdos estaban cerradas.

La iglesia de la Natividad, inscrita en el patrimonio mundial de la Unesco, atrae normalmente a cientos de miles de turistas cada año. Ahora los coches están aparcados en la plaza donde debían estar peregrinos y los hoteles están vacíos.

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Rony Tabash, que vende crucifijos, estatuillas de la Virgen María y otras baratijas religiosas en la tienda de su familia, ordenaba las estanterías y la mercancía para pasar el rato.

"Llevamos casi dos meses sin ningún peregrino, ningún turista", dijo, añadiendo que mantiene la tienda abierta como forma de alejar la desesperanza. "Queremos sentir que todo volverá a la normalidad”.

Las autoridades religiosas renunciaron a cualquier celebración "inútilmente festiva" en solidaridad con los palestinos que sufren en Gaza.

El municipio limita "las disposiciones a los estrictos rituales" cristianos, como la misa de Nochebuena.

"Hacemos el 80% de nuestros ingresos anuales en este periodo", afirmó a la agencia AFP Jack Giacaman, que trabaja en la producción de artículos religiosos de madera para una tienda de recuerdos.

El taller, justo detrás del comercio, está vacío y se pueden ver algunas figuritas sin terminar.

¿Para qué contratar? "Belén está totalmente cerrado por todas partes", dice, en referencia a los puntos de control israelíes que restringen el movimiento en Cisjordania.

El año pasado, Giacaman tuvo que pedir un préstamo para sobrevivir, después de la pandemia. Ahora tiene que volver a hacer cuentas.

"Hicimos un cálculo en tres años para cubrir las pérdidas, pero ahora no sabemos cómo acabar el año”,explica a AFP, ante las calles vacías del centro histórico de esta ciudad, donde normalmente conviven cristianos y musulmanes.

Ala'a Salameh, dueño del restaurante de falafel Afteem, dijo a Reuters que su negocio funciona al 10% o 15% de su capacidad, atendiendo a las familias locales en lugar de la afluencia habitual de visitantes extranjeros. Afirmó que mantiene abierto el restaurante porque su personal necesita el trabajo.

"Tengo trabajadores, así que ¿de dónde puedo darles dinero para que se lleven a sus familias y alimenten a sus hijos?", se preguntó. "Rezamos por la paz. Por la paz. Belén es la ciudad donde nació la paz, así que debería ser la mensajera para que la paz se extienda por todo el mundo”.

La culpa es de la retórica aterradora de los dirigentes israelíes, considera Fadi Kattan. Este chef franco-palestino no soporta el cliché de que "todos palestinos son peligrosos”.

"Es como si hubiera una línea invisible que impide a los peregrinos aventurarse fuera de los senderos marcados", debido a lo que cuentan los turoperadores israelíes, dice desde la terraza de una casa que pertenecía ya a su bisabuelo.

Pero, más que nunca, es necesario confrontar a los visitantes con la realidad diaria de los palestinos, propone el sacerdote griego ortodoxo Issa Thaljieh.

Visitar los lugares santos está bien, pero "lo más importante", dice el religioso, es "descubrir como sobrevivir en una cárcel", en un territorio ocupado por Israel desde la guerra de 1967.

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