La fiscalía, dijo, "nunca debería haber realizado este juicio" y arremetió contra la credibilidad de los que le acusan, en particular su exabogado personal Michael Cohen.
Aunque Trump pidió a sus partidarios que protestaran de manera pacífica en los tribunales "de todo el país", pocos estaban presentes para saludarle cuando llegó a la corte en el centro de la ciudad. Trump sugirió que las estrictas medidas de seguridad eran responsables de la escasa asistencia, pero las calles que rodean el lugar estaban abiertas al público.
"El Bajo Manhattan, que rodea el Palacio de Justicia, hacia donde me dirijo ahora, está completamente CERRADO. ¡¡¡TAN INJUSTO!!!", escribió en las redes sociales.
Un juicio histórico
El multimillonario republicano, que se siente víctima de una "caza de brujas" y tilda el juicio de "engaño", se lamenta de que mientras su rival, el presidente demócrata Joe Biden, hace campaña, él debe acudir cada día a la vetusta sala del tribunal de Manhattan.
A su llegada al tribunal, Trump tildó el juicio de "interferencia electoral". "Es un día triste para Estados Unidos", agregó.
"Va a ser el juicio más extraordinario probablemente de la historia del país. Lo que está en juego es casi infinito en términos de lo que podrían ser las consecuencias" para el magnate, declaró a la AFP el antiguo fiscal y actual profesor de derecho de la Universidad Pace de Nueva York, Bennett Gershman.
Además de Cohen, los fiscales llamarán a declarar a otros antiguos colaboradores de Trump, y ahora enemigos.
El primero en subir al estrado es David Pecker, expresidente de la empresa editora del tabloide National Enquirer, que compró para enterrarlas, historias susceptibles de afectar al magnate durante su campaña electoral.
Trump, que durante su presidencia sobrevivió a dos intentos de destitución, también se enfrenta a otras tres causas penales, dos de ellas por cargos, mucho más graves, como intentar anular su derrota electoral de 2020 y por la gestión de documentos secretos tras abandonar la presidencia, que se han retrasado tanto que es poco probable que se celebren antes de las elecciones.