Biden también negó que las manifestaciones fueran a cambiar su política de apoyo firme a la ofensiva de Israel contra Hamás en Gaza.
El presidente demócrata, que aspira a la reelección en noviembre, se ha movido con cautela para denunciar el antisemitismo, apoyar el derecho de los jóvenes a protestar e intentar limitar los daños políticos a largo plazo.
Biden dijo que ambas partes tienen razón, que la disidencia pacífica es fundamental para una democracia, pero que no se tolerará la violencia.
"Destruir propiedades no es una protesta pacífica. Va contra la ley. El vandalismo, el allanamiento de morada, la rotura de ventanas, el cierre de campus, la cancelación forzosa de clases y graduaciones (...) nada de esto es una protesta pacífica", afirmó.
El demócrata de 81 años dijo que es necesario equilibrar el derecho a la protesta pacífica con la necesidad de prevenir la violencia.
"No somos un país autoritario que silencia a la gente o sofoca la diferencia", afirmó Biden. "Pero tampoco somos un país sin ley", agregó. "Somos una sociedad civilizada y el orden debe prevalecer", aseguró.
Biden enfrenta críticas desde varios frentes políticos por las protestas, muchas de las cuales fueron disueltas por la policía y terminaron con numerosos arrestos en los últimos días.
Representantes del partido Republicano lo acusan de ser demasiado blando con los manifestantes que según ellos muestran sentimientos antisemitas, mientras que en sus propias filas los demócratas le critican el apoyo a la campaña militar de Israel.