De acuerdo con una encuesta de Pew Research Institute, una proporción relativamente pequeña de adultos estadounidenses (18%) dice que una mujer sea elegida presidenta en su vida es extremadamente o muy importante para ellos.
La mayoría (64%) dice que esto no es demasiado o no es importante en absoluto o que el género del presidente no importa.
Estos puntos de vista varían según el género y el partidismo. Para solo un 5% de los republicanos, el hecho de que una mujer sea electa presidenta de Estados Unidos es un asunto muy importante, en contraste con el 31% de los demócratas que lo piensan.
El caso de Hillary Clinton es la muestra de que el voto femenino es importante, pero puede ser insuficiente para romper el famoso techo de cristal.
En 2016, las mujeres tenían 13 puntos porcentuales más probabilidades que los hombres de haber votado por Clinton (54% entre las mujeres, 41% entre los hombres), de acuerdo con el el Pew Research Institute.
La brecha de género fue particularmente grande entre los votantes validados menores de 50 años. En este grupo, el 63% de las mujeres dijeron que votaron por Clinton, en comparación con solo el 43% de los hombres. Entre los votantes de 50 años o más, la brecha de género en apoyo a Clinton fue mucho más estrecho, pues solo fueron un 48% de las mujeres frente al 40% de los hombres.
Entonces, las mujeres blancas apoyaron a Trump frente a Clinton (47% frente a 45%). El mismo centro indica que, en contraste, un 98% de las mujeres negras se inclinaron por la candidata demócrata. Un 67% de las mujeres hispanas votaron por Hillary Clinton.
Acentuada por el duelo entre Kamala Harris y Donald Trump, esta divergencia electoral entre hombres y mujeres en Estados Unidos podría indicar una tendencia más profunda y duradera.
"Las encuestas indican que algunos votantes jóvenes estadounidenses están adoptando orientaciones diferentes a las de las electoras jóvenes", más conservadoras, y esto es "diferente respecto a generaciones pasadas", según Sabrina Karim.
Con información de AFP