De acuerdo con datos del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (SIPRI), entre 2019 y 2023, Ucrania se convirtió en el principal importador de armas, mientras que Estados Unidos mantuvo su posición como principal exportador global. Este comercio refleja cómo las potencias mundiales han utilizado la venta de armas para reforzar sus alianzas estratégicas y consolidar su influencia en regiones clave como Europa y Medio Oriente.
Las armas como herramienta de influencia
El comercio de armas va mucho más allá de ser una simple transacción económica; es una dinámica cargada de implicaciones geopolíticas, donde la venta y compra de armamento no solo responde a intereses de seguridad, sino que también redefine alianzas, extiende influencias y perpetúa tensiones en el escenario internacional.
Estados Unidos ha sido históricamente el mayor exportador de armas y sigue manteniendo esa tendencia. Utiliza esta posición no solo para cubrir las necesidades de defensa de sus aliados, sino también para garantizar el acceso a recursos estratégicos y fortalecer su presencia en regiones clave como el Medio Oriente y el Indo-Pacífico. A través de la venta de armas, asegura su influencia en el Golfo Pérsico y en Asia, donde busca activamente contrarrestar el ascenso de China.
"Estados Unidos a veces se ve 'capturado' por sus propios aliados, entregando armas para asegurar acuerdos políticos", dice Abramson. Este fenómeno es evidente en Medio Oriente, donde el suministro de armas a países como Arabia Saudita y Qatar ha sido determinante para moldear el equilibrio de poder.
China, por su parte, ha aprovechado sus exportaciones de armas para posicionarse como un actor clave en el Indo-Pacífico, en competencia directa con Estados Unidos. Al proporcionar armamento a países que buscan diversificar sus proveedores, Beijing asegura que estos no dependan exclusivamente de Occidente, consolidando su influencia en la región.