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Lecciones del caso Pelicot: violencia sexual y la lucha por el consentimiento

El megajuicio de Gisèle Pelicot contra su esposo, quien la drogó y violó con otros 50 hombres por nueve años, expone la grave situación de la violencia sexual en Francia.
lun 30 septiembre 2024 05:05 AM
GISELE-PELICOT-JUICIO
El juicio de Gisèle Pelicot ha expuesto la gravedad de su experiencia y la arraigada violencia sexual en Francia. Tras descubrir los crímenes cometidos en su contra, Gisèle enfrentó un largo proceso judicial de cuatro años, destacando las dificultades que muchas víctimas enfrentan para obtener justicia rápida en casos complejos, como el suyo, con 50 coacusados.

El juicio de Gisèle Pelicot ha dejado expuesto no solo la gravedad de su experiencia, sino también lo arraigada que se encuentra la violencia sexual en Francia, un país del norte global donde la seguridad y la igualdad de género deberían ser principios fundamentales.

Gisèle, tras recibir la notificación judicial sobre los crímenes cometidos en su contra, se enfrentó a un largo proceso judicial, un camino que muchas víctimas de violencia sexual en Francia deben recorrer sin que se les garantice justicia pronta.

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El juicio tardó cuatro años en comenzar, debido a la complejidad del caso, entre reunir a los 50 coacusados y juntar todas las pruebas necesarias.

La traición detrás del abuso: Los orígenes del caso

Todo comenzó en 2020 cuando Dominique fue investigado por otro caso de violación y acoso sexual en un centro comercial, donde instalaba cámaras ocultas para filmar a mujeres sin su consentimiento. Fue entonces cuando Gisèle recibió un aviso judicial para informarle del caso ya que descubrieron los crímenes realizados en su contra dentro de la computadora de su esposo.

Ella ha revelado que si bien sabía que algo andaba mal, nunca sospechó de su esposo ni de la magnitud de la situación. Comenta que notaba pérdida de cabello y un sentimiento constante de confusión y mareos, incluso, sus hijos pensaban que ella estaba comenzando a presentar síntomas de Alzheimer.

Dominique Pelicot drogó e invitó a decenas de hombres a violar a su esposa durante nueve años, algunos regresaron más de dos veces. Lo que comenzó como un juicio por una violación, se transformó en un icono para exponer la violencia estructural que viven las mujeres, ya que incluso algunos de los acusados han revelado casos de abusos en su contra cuando eran niños, sumando algunos relatos de las exparejas de estos quiénes también se cuestionan si fueron víctimas.

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¿En dónde entra el consentimiento en todo esto?

Este juicio, ha facilitado una plataforma para visibilizar la crisis de violencia sexual en Francia, no solo por el caso, sino por las defensas empleadas por algunos de los acusados y sus abogados. Desde el inicio, muchos hombres alegaron que, al contar con la aprobación de su esposo, no necesitaban el consentimiento explícito de Gisèle.

De acuerdo con la agencia AFP, el abogado de uno de los acusados trató de defender a su cliente diciendo: “Mi cliente no se lo cuestionó… ¿pero tenía los códigos y la educación necesarios para entenderlo?”.

Esta defensa ha sido duramente criticada por expertos y colectivos feministas, ya que minimiza la importancia del consentimiento, sugiriendo que la ignorancia de un agresor puede eximirlo de responsabilidad.

Uno de los más grandes acusados, Lionel R., de 44 años confirmó que nunca tuvo el consentimiento de Gisèle. "Nunca tuve la intención [de violarla], pero como nunca obtuve el consentimiento de la señora Pelicot, solo puedo constatar los hechos" admitió. Posteriormente, reconoció que incluso él había sido abusado sexualmente por su padre cuando era niño y que Dominique “había sacado a relucir a su peor demonio”.

De acuerdo con Catherine Porter y Ségolène Le Stadic para el New York Times , el juicio se lleva a cabo en un momento de gran escrutinio para la gestión de los delitos sexuales y señalan que dentro de la legislación francesa la violación se define como cualquier acto de penetración sexual cometido con "violencia, coacción, amenaza o sorpresa", pero no menciona directamente que el consentimiento debe ser explícito y libre de cualquier forma de presión.

Varias legisladoras feministas quieren modificar esa redacción para que el sexo sin consentimiento se ratifique como lo que es: violación, además reafirman que el permiso puede retirarse en cualquier momento y, que éste no puede existir si la agresión sexual se comete “abusando de un estado que impide el juicio del otro”.

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La violencia en estadistica

El caso de Gisèle se suma a un escenario de violencia sexual profundamente preocupante en Francia. De acuedo con el estudio VIRAGE de 2015, realizado por el Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED), 62,000 mujeres y 2,700 hombres fueron víctimas de violación o intento de violación en un solo año.

Este informe también muestra que la violencia sexual es cinco veces más común entre mujeres jóvenes de entre 20 y 34 años, lo que indica una vulnerabilidad mayor para las mujeres en esta franja de edad​. Asimismo, “el 14,5% de las mujeres y el 3,9% de los hombres han experimentado al menos una forma de violencia sexual en su vida.”

Además de las cifras expuestas, otro tema es que muchos casos no se denuncian debido al estigma social y la desconfianza en el sistema judicial. Además de que este informe, de hace casi 10 años, refleja la baja prioridad que se le da a estos temas.

El estudio concluye que la violencia sexual en Francia aún es una problemática silenciosa, en el que las víctimas no siempre reciben el apoyo necesario, y las agresiones se normalizan dentro de ciertos entornos.

En el contexto del juicio de Gisèle Pelicot, estos resultados son esenciales para entender cómo el consentimiento y la violencia sexual están profundamente entrelazados en la sociedad francesa​.

Las declaraciones de los acusados, quienes sostuvieron que el consentimiento de Gisèle no era necesario porque su esposo "lo permitió", resuenan con la problemática de una cultura que no comprende la importancia del consentimiento.

La vergüenza debe cambiar de bando

GISELE-PELICOT-MURAL
Esta fotografía muestra un mural creado por Maca_dessine que representa a Gisèle Pelicot y una frase que dice "Para que la vergüenza cambie de bando" en Gentilly, al sur de París, el 21 de septiembre de 2024.

La frase: “la vergüenza debe cambiar de bando”, se ha convertido en un grito de batalla en la lucha contra la violencia sexual en Francia. Pronunciada por primera vez por la abogada feminista Gisèle Halimi en 1976, durante el famoso juicio de Marie-Claire, la expresión reflejaba la necesidad urgente de cambiar la percepción social de la violación y transferir la culpa a quienes realmente la merecen: los agresores.

Halimi luchó para que las víctimas de violencia sexual dejaran de cargar con el estigma y la vergüenza, y que los tribunales y la sociedad francesa comprendieran la profundidad de este problema. Junto a figuras como Simone de Beauvoir y el movimiento Choisir la cause des femmes (elegir la causa de las mujeres), abogó por que los juicios por violación no se llevaran a cabo a puerta cerrada.

Lamentablemente, la historia de Gisèle Pelicot demuestra que la lucha por la justicia para las víctimas de violación aún está lejos de terminar.

En una de sus declaraciones Gisèle afirmó:

Lo que me hicieron me destruyó, pero no estoy dispuesta a cargar más con el peso de la vergüenza. Esa vergüenza pertenece a ellos, no a mí.

Gisèle Pelicot ha sido clara en su deseo de animar a otras mujeres a alzar la voz. Ha declarado que este juicio no solo busca justicia por los horrores que sufrió, sino que quiere ser un ejemplo para que más víctimas de violencia sexual hablen, sin miedo y sin vergüenza. "Quiero que sepan que no están solas", dijo Gisèle. "Durante años pensé que yo era la única, pero ahora sé que hay miles como yo. Es hora de que todas rompamos el silencio".

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