Las negociaciones, muy detalladas, tratan de establecer una hoja de ruta para los próximos cuatro años y podrían durar meses.
Pero los protagonistas quieren avanzar lo más rápido posible ante el contexto internacional, con el presidente estadounidense Donald Trump poniendo patas arriba las relaciones en materia de seguridad y comercio mundial, y nacional, con la continua subida en las encuestas del partido de ultraderecha alemán AfD, a punto de pisar los talones a los conservadores.
"Estamos avanzando bien en general, hemos podido superar muchos obstáculos", declaró el martes el diputado Thorsten Frei, peso pesado de la CDU.
Una negociadora del SPD, Manuela Schwesig, jefa de gobierno de la región de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, dijo esperar que se pueda "concluir para finales de esta semana".
El gobierno de coalición tripartita de Scholz se hundió a principios de noviembre debido a las diferencias presupuestarias insalvables entre su partido, Los Verdes y el Partido Democrático Libre.
El previsible nuevo gobierno no tendrá este problema. Ante la agitación mundial, Merz consiguió sacar adelante a principios de marzo un gigantesco plan de inversiones de varios cientos de miles de millones de euros para rearmar y modernizar el país, una iniciativa aplaudida por sus homólogos europeos.