Además, 42 millones de estadounidenses no tendrán que preocuparse por si se acaban los subsidios del SNAP que les ayudan a pagar la comida. Un portavoz del USDA dijo que la mayoría de los estados recibirían fondos para las prestaciones completas del SNAP en las 24 horas siguientes a la reapertura del gobierno.
El cierre obligó a cientos de miles de empleados federales a seguir trabajando sin sueldo, mientras que a otros considerados no esenciales se les ordenó no trabajar. Se les deben salarios atrasados en virtud de una ley de 2019, aunque la Casa Blanca de Trump ha amenazado con retener el pago de algunos.
Trump también trató de despedir a miles de trabajadores federales durante el cierre, cumpliendo su amenaza de atacar programas nacionales favorecidos por los demócratas.
El acuerdo que pone fin al cierre permite que esos trabajadores mantengan sus puestos de trabajo, y pone en pausa la campañade reducción más amplia de Trump hasta finales de enero. Trump se ha propuesto reducir la plantilla de 2.2 millones de funcionarios en 300,000 trabajadores para finales de año.
El cierre ha impedido al Gobierno publicar una serie de datos económicos, obligando a los inversores y a la Reserva Federal a operar a oscuras mientras trataban de evaluar el estado de la mayor economía del mundo.
También ha asustado a los consumidores en vísperas de la temporada de compras navideñas. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), un organismo no partidista, estimó que retrasaría unos 50,000 millones de dólares en gastos y reduciría el PIB estadounidense en 1.5 puntos porcentuales. La CBO dijo que la economía se recuperará en gran medida cuando termine el cierre, aunque no se recuperarán hasta 14,000 millones de dólares de actividad perdida.